
Los candidatos antes del debate. Foto:/EFE/REUTER/EP
Por Sonsoles Fernández Day
El próximo domingo 10 de noviembre los ciudadanos españoles estamos llamados a votar en las que serán las cuartas elecciones generales en cuatro años. Como dijo Federico Trillo: ¡Manda huevos! No voy a hacer ahora un análisis político que tampoco tengo ganas de meterme en jardines ni enfrentarme a nadie, pero necesito expresar el aburrimiento que me produce ver a los candidatos repitiendo el mismo discurso desde el mes de abril, el cansancio de escucharles criticándose unos a otros en lugar de presentar su proyecto político, y la pereza que me da votar otra vez, que tiene pinta de que volvemos a la casilla de salida. Las encuestas van dibujando el mapa de los posibles resultados otra vez sin una mayoría absoluta, pero con algunos cambios respecto a los comicios de abril. Puede que, pensando en los futuros pactos de los partidos, el indeciso se mueve más ahora por estrategia que por un voto de castigo. El castigo es volver a votar. Y a quien le haya tocado estar en la mesa electoral, que se consuele confiado en que le convalida varios años de purgatorio.