Un museo sobre la cárcel

Por David Sierra

Si hay algo de lo que adolece Guadalajara es de edificios históricos que visitar. Se podrían contar con los dedos de una mano aquellos que pudieran causar un atisbo de impresión en un visitante poco aderezado en la materia. Y son también escasos los que contienen un recorrido didáctico institucionalizado. Sé que al escribir estas líneas, muchos alcarreños me recordarán los encantos de la ciudad y toda una retahíla de sugerencias de considerable valor histórico artístico que visitar pero que, a mi juicio, siguen, en líneas generales, sin aprovechar su potencial.

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Cuestiones de Estado

 

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El gobierno salido de las urnas deberá gestionar el trasvase Tajo-Segura // Foto: Archivo

Por Álvaro Nuño.

Viernes 26, último día de campaña previo a la jornada de reflexión del sábado 27 y a 48 horas del domingo de las elecciones, del 28 de abril, en el que todos los españoles y los guadalajareños tendremos la oportunidad de elegir con nuestros votos el futuro del país y de la provincia. Una campaña electoral en la que ninguno de los candidatos a ocupar la Moncloa ha pasado por aquí con sus caravanas electorales -puede ser que hayan pasado pero no se han dignado a pararse, ni siquiera a bajar la ventanilla para saludar-, ni tampoco ninguno de sus lugartenientes, llámense secretarios de organización, vicepresidentes o ministros, exceptuando claro está a la titular de la cartera de Trabajo socialista, Magdalena Valerio, que se presenta por la provincia en la que vive desde hace tres décadas.

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La cárcel y yo

Entrada principal de la cárcel de Guadalajara. // Foto: Rubén Madrid (El Hexágono)

Entrada principal de la cárcel de Guadalajara. // Foto: Rubén Madrid (El Hexágono)

Por Patricia Biosca

Mi vida siempre ha girado en torno a sus muros. Casi me sé de memoria cada torre, cada entrada, cada patio. La he visto desde el lado izquierdo mientras subía por la calle Amparo. He bebido calimocho en el parque de su derecha antes de entrar a los conciertos del viejo auditorio. He recorrido sus muros de camino al local de la peña decenas de veces. He tenido la discusión más loca de mi vida en uno de los bancos que rozan sus piedras. También he tenido la suerte de contemplarla desde arriba, en una vista privilegiada desde el balcón de mi tía, donde más claro aprecié primero su grandeza y después su decadencia. ¿Y ahora, cuál es tu futuro, mi querida cárcel? Sigue leyendo

La Cárcel Centro de Creación

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Una de las galerías de la cárcel. // Foto: Eduardo Nave

Por Álvaro Nuño.

«La antigua prisión provincial, situada en el centro de la ciudad, se está transformando mediante un proyecto de rehabilitación ya iniciado, en un espacio multidisciplinar dedicado a fomentar la creación artística, a impulsar las industrias creativas y a desarrollar la creatividad de todos como forma de realización personal. El proyecto de rehabilitación conserva la estructura y distribución de la antigua prisión, pero dando un nuevo sentido a los espacios para desarrollar la metáfora que este proyecto quiere construir: la imaginación, la innovación, la creación, van a hacer a la ciudad y a todos los vecinos más libres.

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El Ateneo y la cárcel

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Fachada del abandonado Ateneo Municipal // Foto: Guadanews

Por Álvaro Nuño.

Una de las ventajas que tiene la llegada de elecciones es que los partidos políticos tienen que revisar sus ficheros para ver cómo llevan sus propias promesas, si las han cumplido, si no, por qué no lo pudieron hacer en ese caso para explicárselo a la ciudadanía o si merece la pena desempolvar el proyecto porque puede volver a incluirse incluso en el próximo programa electoral. En este ejercicio, por supuesto, el que lleva siempre las de perder es el partido que haya ocupado labores de gobierno, claro está, porque es el único que ha tenido la posibilidad de hacer o no lo que prometió y el que, por tanto, debe dar explicaciones de por qué no lo hizo.

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Un proyecto para la cárcel

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Interior de la Prisión Provincial el pasado mes de mayo // Migueel (YouTube)

Por Álvaro Nuño.

Los medios de comunicación locales han reproducido esta semana un vídeo que circula por YouTube y en el que se muestra con todo lujo de detalles como tres jóvenes provistos de material audiovisual se adentran en la abandonada cárcel de Guadalajara y recorren todas sus instalaciones: celdas, garitas, patios, aulas,…

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De «poner en valor» a «malvender»

Antigua casa cuartel de Sigüenza, que el Estado va a vender en subasta. // Foto: addmeet.com

Antigua casa cuartel de Sigüenza, que el Estado va a vender en subasta. // Foto: addmeet.com

Por Concha Balenzategui

Que el Estado quiere deshacerse de un montón de propiedades inmobiliarias no es ningún secreto. Es, concretamente, una de las medidas previstas en la Comisión de Reforma de las Administraciones Públicas desde el año pasado, y afecta a más de 15.000 inmuebles públicos. Hay un extenso listado de bienes incluidos en lo que se llama “Programa para la puesta en valor de los activos inmobiliarios del Estado”, y que persigue su venta a lo largo de tres años, de los cuales ya ha transcurrido uno y medio, pues termina en 2015.

Ha llamado mucho la atención, a nivel nacional, la anunciada subasta del Castillo de Maqueda, en la provincia de Toledo. Y en lo tocante a Guadalajara, se ha hablado sobre todo de la Prisión Provincial y de las instalaciones de «las Cristinas». Más desapercibido ha pasado -al menos yo apenas he visto noticias- la venta de la antigua casa cuartel de la Guardia Civil de Sigüenza. Se trata, para quienes no conozcan este último caso, de un edificio situado a las afueras de la ciudad del Doncel, en la carretera de Soria, justamente detrás de la Estación de ferrocarril, en una finca de 2.000 metros cuadrados. Es un inmueble edificado a mediados del siglo pasado, de planta cuadrada y dos alturas. En total, son casi 5.000 metros edificados, que se pueden emplear para convertirlos en viviendas, o para cualquier uso lucrativo, terciario o de equipamiento.

Así que si tienen ustedes ganas y posibilidades de invertir en esta bella ciudad, estén atentos, que la venta viene siendo anunciada desde hace tiempo por el organismo encargado en el Ministerio, la Gerencia de Infraestructuras y Equipamiento de la Seguridad del Estado (Giese), y solo está pendiente de que se fije fecha de subasta. De hecho, el antiguo acuartelamiento seguntino figura entre los 25 inmuebles seleccionados desde la óptica de los posibles promotores, por su interés y buena situación, anunciados en la web admeet.com.

Hasta aquí los datos. Y ahora las percepciones, con tiento, porque el tema se presta a la demagogia y ya ha sido presa de ella en las últimas semanas. Es fácil que uno caiga en la tentación rápida de lamentarse por la pérdida de estas propiedades, que ahora son de todos, y pueden pasar a manos de un promotor privado. Si a eso le unimos la subasta del edificio de la Cámara de Comercio, por razones distintas y con otro propietario, el próximo mes de septiembre, es fácil dejarse llevar por la sensación de que Guadalajara se está convirtiendo a algo parecido a la casa de subastas Moody.

Portada del recinto del colegio Las Cristinas, en la capital. Foto: lacronica.net

Portada del recinto del colegio Las Cristinas, en la capital. Foto: lacronica.net

Para empezar, lo de “Programa para la puesta en valor de los activos inmobiliarios del Estado” es sin duda un nombre poco afortunado. Ciertamente, convertir en apartamentos o en hotel un inmueble que está en desuso es darle un valor. Pero para el Ministerio de Hacienda es un valor monetario, pasajero, que se va como ha venido. Algo así como vender las joyas de la abuela para pagar los gastos ordinarios.

Por otro lado está el hecho de que otras administraciones públicas tienen prioridad para una venta directa, que está prevista en el caso del antiguo colegio de Las Cristinas, como bien se deduce de la última respuesta del Gobierno a las preguntas de la diputada socialista Magdalena Valerio, y que se especifica como cláusula en el caso del cuartel de Sigüenza. En la venta de la cárcel y en la del colegio de los militares, es conocida la voluntad de negociación por parte de la Diputación, y del Ayuntamiento y la Junta de Comunidades, respectivamente. Y es lógico que algo que es público y ha dejado de tener interés para una administración, pase a manos de otra que demuestra el deseo de quedárselo. Hablamos de bienes, sobre todo los de la capital, muy bien situados y para los que habría un destino útil, puesto que las Cristinas podría ser la pieza clave en la ampliación urbana del Campus de la Universidad de Alcalá.

Pero claro, este último aspecto también tiene su reverso oscuro. Porque a fin de cuentas, son instalaciones pagadas por los ciudadanos. Qué más nos da, a ustedes y a mí, si era un Ministerio o una administración local la propietaria. Y ahora la Diputación o el Ayuntamiento tendrían que pagar de nuevo, porque el Gobierno central ha dejado sentado que no las cede gratis et amore. Y todo queda en manos de la capacidad negociadora por ambas partes o de su interés en llegar a un acuerdo. Si uno se muestra interesado, el edificio se revaloriza, y esto deja al Estado en una posición de fuerza para reclamar más, cuando debería perseguir únicamente el desprenderse de un bien que no usa, evitar su deterioro, ahorrarse los gastos de mantenimiento, y procurar que su uso siga siendo público y de utilidad. ¿Están de acuerdo? Eso sí que sería de verdad “poner en valor”.

Pero pongamos por caso que no hay acuerdo ni con la Cárcel, ni con las Cristinas, ni con el Cuartel de Sigüenza, sobre el que desconozco siquiera si existe una negociación. Entonces el inmueble sería vendido en subasta, al mejor postor. Y eso sí que es triste. Porque las opciones de uso están muy abiertas para el comprador, y da lo mismo si sus planes son convertirlo en algo realmente útil y que revierta en la localidad, o simple y llanamente lucrativo. No es lo mismo levantar un centro sanitario, o un hotel, que supondría puestos de trabajo y atracción de más visitantes que dejen dinero en la hostelería o el comercio, que una lujosa mansión particular, pongamos por caso.

Cuadro que recoge una vista del antiguo cuartel de Sigüenza, y que la web  vendedora usa como ilustración. // Foto: addmeet.com

Cuadro que recoge una vista del antiguo cuartel de Sigüenza, y que la web vendedora usa como ilustración. // Foto: addmeet.com

Pero lo que está claro es que en la venta en subasta hay una “pérdida de valor”. Por ejemplo, la antigua casa cuartel de Sigüenza sale con un precio de 582.000 euros, cuando hay una tasación del año 2006 que lo valoraba en 1.164.000. Exactamente la mitad. ¿Y qué ocurre si no hay postores en la primera subasta? Pues que el precio de la siguiente lógicamente bajaría.

Teniendo una imposición de vender en este año y el próximo, el riesgo se multiplica. Y como el mercado inmobiliario sigue bastante parado -algo de movimiento hay, según las estadísticas- estaremos de acuerdo en considerar que este no es un buen momento para la venta. ¿O no? Quien tenga ahora un propiedad seguro que, si no es por necesidad imperiosa, prefiere aguantar hasta que los precios suban un poco o el mercado recupere brío.

Todo lo demás se llama «malvender», no «poner en valor». Hay demasiados riesgos de que ocurra.