Por Gloria Magro.
En lo alto de la antigua carretera de Zaragoza, unas alcorques vacíos y unas desvencijadas verjas de hierro ancladas a un antiguo murete de ladrillos resguardan de las miradas lo que en su día fue un encantador jardín público cuya presencia parece haber desaparecido de la memoria colectiva de la ciudad. El pequeño y decadente recinto es el Parque del Depósito de las Aguas, oficialmente hoy Parque de las Cuatro Estaciones y si prospera un proyecto que lleva ya algunos años rondando por los despachos, el futuro Parque de AVICU, lo que podría llegar a ser un aula de naturaleza de carácter didáctico y conservacionista al servicio de la ciudad. Su nombre rendiría homenaje a los trabajadores de la antigua empresa colindante, hoy desaparecida.