Para Sonia Jodra

Al final de la vida nos sobran muchas de las cosas que nos fueron tan necesarias en otras etapas de nuestra vida, pero nos faltan otras tantas que fuimos despreciando por el camino y que ahora añoramos. Nos sobran ambiciones, desafíos, soberbias y egolatrías que alrededor de los 80 pierden sentido. Mientras que asistimos sorprendidos a una dependencia creciente que cada vez nos hace necesitar más ayuda de quienes nos rodean. Hacerse anciano no es el proceso más fácil de nuestra existencia. Y ya que hay que pasarlo, habrá que intentar pasarlo, al menos, con dignidad. Así que no seamos miserables, porque es de miserables intentar racanear dinero a las residencias públicas de mayores, a los Servicios de Estancias Diurnas, a las Viviendas Tuteladas que sujetan muchos pueblos del medio rural o a la Ayuda a Domicilio que permite que muchas y muchos mayores puedan despedirse de esta vida en su casa, que es donde quieren seguir viviendo.