
«No te salves» es uno de los poemas más conocidos de Mario Benedetti. // Foto: Carmen Almiñana atirohecho.wordpress.com
Por Marta Perruca
“No os salvéis”. Ese fue mi deseo para la joven pareja. No se me ocurrió mejor cosa que augurarles el día de su boda, aunque algunos, entre los invitados, se quedaran estupefactos mientras leía los versos de aquel poema de Benedetti que había elegido para la ocasión: La boda de mi hermano y mi cuñada. No, no entendieron lo que quería decir, a pesar de que, a renglón seguido, les dedicara unas palabras de mi puño y letra para explicarlo. Aunque reconozco que puede parecer algo poco ortodoxo espetar un “no te salves” en un momento en el que todo el mundo espera que se hable de amor y felicidad eternos, sigo pensando que es lo mejor que puedo desear a alguien a quien quiero: “No te quedes inmóvil al borde del camino; no congeles el júbilo; no quieras con desgana. No te salves ahora ni nunca”. En definitiva, vivir intensamente, luchar por lo que uno quiere y no dejarse vencer por el miedo, porque el miedo, cuando aplaca, es lo peor que hay.