
Hucha con forma de balón de fútbol. Foto: Blog Barbadasbase.
Por Ana G. Hernández
No es nuevo eso de que el dinero mueve el fútbol y, al decir fútbol, me puedo referir a cualquier deporte… Hoy en día, la economía manda en todos los aspectos de nuestra vida, en todos los actos que realizamos y de todas las maneras inimaginables. El dinero actúa sobre nosotros y nosotros actuamos sobre nuestro destino. Estamos en una sociedad consumista en la que prima el valor de las cosas. Como digo, no descubro nada que no sepan ustedes a estas alturas. Sin embargo, durante estas semanas de atrás, no he hecho más que alarmarme con las continuas noticias de equipos que pasan apuros para lograr el dinero necesario para salir en la categoría a la que pertenecen. La situación es mala en muchos ámbitos y el deporte rey no va a librarse de ello, a pesar de los oasis en donde habitan las grandes empresas, ¡que lapsus! quería decir clubes, que sobreviven a la crisis cual monopolios.
Finalmente, La Roda si fue capaz de reunir los 200.000 euros necesarios para jugar en Segunda División B. Es decir, a golpe de mini-talonario, si lo comparamos con el dinero que mueve el fútbol a nivel europeo, el equipo rodeño ha conseguido mantenerse en la categoría de bronce del fútbol nacional en detrimento del Puertollano, que maravilló a la Tercera División castellano-manchega realizando una temporada brillante, pero que fue incapaz de aportar el dinero necesario para promocionar de categoría. El drama minero que afecta a Castilla-La Mancha se puede extender prácticamente al resto de España y al resto de deportes. En baloncesto el Bilbao Basket o en balonmano el BM Aragón, solo por nombrar casos de los más sonados, están en situaciones similares.
Los problemas de estas entidades pueden deberse a una mala gestión económica en años pasados, unida a la falta de sponsors e inversiones en esos equipos; pero también puede deberse a la falta de recursos del propio club como en el caso del Eibar, aunque, por la voluntad de muchos, su problema se resolvió de forma positiva para la entidad que deportivamente se había ganado su ascenso a Primera. La ley le obligaba a depositar 2.100.000 euros para poder jugar en la máxima categoría del fútbol nacional, a pesar de que el club estaba totalmente saneado y a pesar de ser campeones de la Liga Adelante.
Y es que, en el fútbol, como en la vida, hay unas reglas y hay que cumplirlas. Y si esa jurisprudencia dice que el Eibar debe abonar 2.100.000 euros y el Puertollano 200.000 para jugar en Primera y Segunda B, respectivamente, los clubes deben cumplirla, pero ¿se aplica el mismo rasero con clubes endeudados y que deben dinero a jugadores, cuerpo técnico, Hacienda, Seguridad Social e incluso a bancos u organizaciones similares? Muchos dirán que la deuda forma parte del crecimiento económico, pero esto será cierto siempre que sea una deuda razonable y asumible. Dos adjetivos que en la dinámica económica de los últimos años eran tan utópicos como la alianza de civilizaciones.
El Deportivo Guadalajara se vio abocado a descender por no cumplir una de esas normas según la Liga Profesional de Fútbol (LPF). Precisamente, se trataba de una de esas normas referidas al dinero que tanto demanda el fútbol moderno. Hasta que los juzgados hablen, el Depor hizo una mala gestión en su reconversión a Sociedad Anónima Deportiva (SAD). Pero es que el drama económico-deportivo en el que se sume Guadalajara no acaba en el fútbol, el equipo de Asobal de la ciudad también está padeciendo los sinsabores de la falta de recursos. El BM Guadalajara lo anunció allá por el mes de mayo y, aunque la directiva asegura que el cuadro morado seguirá en Asobal, la realidad es que la falta de dinero puede llevar al traste a uno de los mejores proyectos deportivos de la última década en Guadalajara. Dos realidades distintas, que nos afectan y que demuestran lo importante que es el poderoso caballero Don Dinero.