Por Sonia Jodra

El 15 de mayo de 2011 las plazas de España se llenaron de gente indignada. Los estragos de la crisis económica del ladrillo se dejaban notar en los cierres de empresas, despidos, ceses de negocios, EREs y la burbuja inmobiliaria pinchada dejaba a familias ahogadas sin poder pagar al banco lo que su vivienda no valía. En Guadalajara la revolución social también llegó a la Plaza Mayor y durante varios días personas de edades diferentes, pensamientos diversos y situaciones divergentes hablaron, sumaron y comenzaron a construir otro mundo posible. Diez años después resulta inverosímil ver el perfil de los nuevos “indignados”. La pandemia ha generado una fatiga social tan severa que hemos confundido vida con libertad.