Imaginaciones de una gran nevada

Por David Sierra

Si hay algo que ha puesto de manifiesto todo el tonelaje de nieve que Filomena dejó en la mayor parte de las ciudades, y también por tanto en Guadalajara, es la imagen de que una ciudad peatonalizada no sólo es posible, sino que, llevado eso a cabo de una manera estructurada, es beneficioso no sólo para el medio ambiente y la calidad de vida de los ciudadanos, sino también para la propia economía local.

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Vacaciones de interior (III)

 

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Por Gloria Magro. 

El sueño de una noche de verano no es permanecer en la ciudad pasando calor y sin embargo este año serán muchos los guadalajareños que no tendrán otra opción. Las circunstancias personales, laborales o el miedo a un posible rebrote de la pandemia y sus consecuencias hacen que muchas familias hayan tomado este año la decisión de no salir de vacaciones. Para los que se quedan aquí van algunas propuestas refrescantes, muy veraniegas y sobre todo, casi todas gratuitas.

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Una calle de ida y vuelta

Eje Cultural

La calle Ramón y Cajal, en una imagen de 2014 // Foto: ANP

Por Álvaro Nuño.

El primer artículo que escribí en este blog fue un domingo de hace casi seis años, un 23 de marzo de 2014, todavía como firma invitada y en él hacía un ejercicio de periodismo empírico y descriptivo. Nos encontrábamos en plena polémica sobre la transformación de la antigua travesía de la carretera de Zaragoza -en el callejero oficial calles Ingeniero Mariño y Ramón y Cajal- en el pomposamente denominado por el anterior equipo de gobierno como «Eje Cultural». Defendía entonces y sigo defendiendo ahora que como peatón militante de esta ciudad, fue una buena obra, una de esas que generan mucho debate porque cambian en profundidad la fisonomía de la ciudad, y ya se sabe que los cambios muchas veces nos sacan de nuestra zona de confort y no son bien aceptados.

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El legado

Por David Sierra

Otean el horizonte. Vigilan quien entran y quien sale de la plaza del pueblo como si fuesen cámaras de vigilancia. Silenciosas. Revolotean y fotografían el municipio a vista de pájaro. Van y vienen al punto más alto de la iglesia donde hace años que forjaron su hogar. Una particular vivienda de protección oficial que el alcalde les proporcionó con mimbres de hierro para que tuvieran la oportunidad de repoblar la zona con su presencia. Quizá de todos aquellos proyectos e iniciativas que desarrolló durante los 24 años de su Alcaldía ésta fuera la más significativa y la que mejor responde a lo que siempre quiso transmitir durante su mandato. Las cigüeñas regresaron al campanario.ciguena_heras

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La ratonera

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Imagen del Eje Cultural de Guadalajara, dos años después de su apertura. /Foto: M.P

Por Míriam Pindado

Los vecinos de Guadalajara han intentado dar una oportunidad al polémico Eje Cultural, pero hoy, casi dos años después, siguen pensando que “no hay por donde cogerlo”. Y es que los guadalajareños siguen sin acostumbrarse a este proyecto que no convenció ni convence. Muchas veces, los ciudadanos necesitamos un periodo de adaptación para habituarnos a los cambios. La mayoría de las veces acabamos por acostumbrarnos a estas novedades hasta el punto de olvidar cómo eran las cosas antes. Pero otras, lamentamos con resignación y cierto hastío que “habría sido mejor dejar las cosas como estaban”.

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Videojuegos retro con sabor alcarreño en la ‘Madrid Games Week’

Zona de desarrolladores de videojuegos indies. Foto: Rafa Carrillo.

Zona de desarrolladores de videojuegos indies. Foto: Rafa Carrillo.

Por María José Establés

Hay veces que te encuentras con una joya en el lugar donde menos te esperas. A decir verdad, es lo que me ha ocurrido esta semana en pleno Eje Cultural, y de ahí he acabado visitando por enésima vez el recinto de Ifema en Madrid. Y se preguntarán, ¿qué tiene que ver una cosa con la otra? Pues muy sencillo, los videojuegos retro. Sí, han leído bien, los videojuegos retro. Como buena chica nacida en los 80, pasé parte de mi infancia jugando a videoconsolas como la NES, la Súper Nintendo o la Game Boy… y cómo no divirtiéndome con Super Mario World, Tetris, Pac Man, Donkey Kong o el Aladdin.

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La ciudad con ojos de forastero

Infantado

Vista del Infantado iluminado, el pasado sábado // Foto: Pedro Ruiz

Por Concha Balenzategui

La visita de unos amigos manchegos me permitió, el pasado fin de semana, mirar con otros ojos a mi ciudad. Cuando hace mucho tiempo que no vemos a una persona, nos resulta más evidente el avance de sus arrugas, de sus canas, de sus entradas o de su delgadez que si la viéramos a diario. Lo mismo pasa con los lugares. El reencuentro con una ciudad al cabo de unos años nos hace subrayar algunos aspectos que a los que la vivimos nos pasan desapercibidos.

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La tortilla del Eje Cultural

El Alcalde y el concejal de Infraestructuras supervisan los trabajos de la segunda operación asfalto en el Eje Cultural. // Foto: Ayuntamiento de Guadalajara

El alcalde y el concejal de Infraestructuras supervisan los trabajos de la segunda operación asfalto en el Eje Cultural. // Foto: Ayuntamiento de Guadalajara

Por Concha Balenzategui

Estando ya las obras de Ingeniero Mariño y Ramón y Cajal en su recta final, estamos a punto de despejar la incógnita que, al menos a mí, me ha estado rondando estos últimos meses. La cuestión es si el resultado final contentará a los vecinos y acallará las críticas por las molestias ocasionadas, que han sido bastantes.

Compruebo que las protestas, en las conversaciones y en las redes sociales, no han cesado durante los trabajos. Hay quien ha cuestionado la necesidad de una reforma de ese calibre y quien ha criticado su pomposo nombre. Incluso ha habido algún intento de relacionar esta obra con la proyectada en el barrio burgalés de Gamonal, sin demasiado eco, dicho sea de paso.

Pero las quejas se refieren más que nada en los cortes de tráfico y los atascos. En el paso de camiones y excavadoras, claro. En los cascotes y la falta de iluminación, por añadidura. Si quieren también, en la falta de señalización o en el desvío del trayecto de autobús. En definitiva, el disgusto se ha centrado en una situación que es transitoria, debida a los propios trabajos.

Hay que tener en cuenta que es una vía céntrica y de tránsito, que la reforma ha coincidido con las lluvias y con las fiestas navideñas, y por tanto las molestias se han alargado y se han extendido a todos los guadañaremos. Pero nadie puede quitarle el mérito de la paciencia de Job a los vecinos.
Una conocida, que regenta un negocio cara al público en esa zona, tiene grabados los cortes de agua que ha sufrido desde que empezaron las obras. Nueve, me dice, y sólo tres de ellos avisados con antelación. Lo cuenta con fastidio, porque su negocio es de los que necesita el agua para trabajar. Y parte de la clientela, gente mayor que no se aventura entre las zanjas, se ha esfumado. Pues bien, pronto llega el momento de comprobar si, una vez acabada la obra, la calle va a quedar estupenda, como piensa ella.

He visto al concejal de Obras responder con un gran encaje a las continuas críticas a través de las redes sociales. Porque Carnicero -hay que reconocerlo- es de los que se aviene a responder a los tuiteros, incluso a los que no tienen respeto, modales ni ganas de diálogo, muchas veces desde el anonimato.

Por sus respuestas deduzco que el concejal de Obras, como todo el Equipo de Gobierno, está convencido de que las protestas se limitan a los trastornos de la obra, y de que cesarán cuando esté terminada la calle. Que una vez hecha la tortilla, como reza el dicho, nadie va a lamentar los huevos rotos.

No lo tengo tan claro. Creo que son muchos los que no aprueban ni la idea ni el resultado. No les parece necesaria la reforma, ni que compense tantos meses de cascotes y baches. Pero sobre todo hay muchas dudas de que un solo sentido del tráfico sea suficiente para esta ciudad que tiene en la movilidad una ganada calificación de «necesita mejorar». Los huecos de los solares donde había bellos edificios que se dejaron caer, las feas traseras al aire de la calle doctor Creus, son otros lunares que restarán brillantez al resultado.

También hay quien critica que se han dejado aceras “demasiado” anchas y muchas plazas de aparcamiento, hurtando ambas espacio a la circulación rodada. Y además, hay quienes se quejan de que los nuevos aparcamientos sean de pago, porque así lo han pedido los comerciantes. Mi amiga, la de los cortes de agua, dice que a ella no le han preguntado por el tema. Sea como fuere, es poco valiente por parte del alcalde escudarse en los negocios para hacer lo que crea que hay que hacer.

Farola de diseño moderno junto a la concatedral de Santa María, en pleno Eje Cultural. // Foto: Facebook de Luculo Loureiro.

Farola de diseño moderno junto a la concatedral de Santa María, en pleno Eje Cultural. // Foto: Facebook de Luculo Loureiro.

Y además están las farolas. Ya contaba Rubén Madrid el otro día el coro de protesta que se había alzado en Facebook contra esos especímenes. Estando de acuerdo en el fondo de la cuestión, a mí también me sorprendió el estado de hastío, hartazgo e indignación que desprendían los comentarios. Pero a pesar de todos estos argumentos, y aunque suene extemporáneo antes de apreciar el resultado completo, yo voy a defender la reforma.

He dicho alguna vez que estoy de acuerdo en que se arregle esta calle, que pedía a gritos pico y pala, desde las tuberías al trazado. También estoy de acuerdo en que, como estaba previsto en el planeamiento urbanístico desde hace décadas, se dé un el único sentido al tráfico rodado. Está claro que es la única manera en la mayoría de los tramos de poder transitar por las aceras con normalidad.

Hace unos días, un amigo describía una ciudad española que había visitado hace poco con la siguiente observación: «Te puedes recorrer todo el centro empujanto el carrito con un dedo». Se refería -los padres de niños pequeños lo han entendido a la primera- a que las aceras y el pavimento estaban impecables para el peatón y sus circunstancias (el niño, el cochecito, la silla de ruedas o el carro de la compra). Yo quiero eso en mi ciudad. Y en Ramón y Cajal, y sobre todo en Ingeniero Mariño, era imposible. En algunos tramos era difícil caminar varias personas salvo en fila India. Era impensable llegar de Santa María al Infantado sin poner el pie varias veces en la calzada.

Yo quiero que esas calles formen parte del casco antiguo y del centro histórico, y no sean una carretera de circunvalación. Creo que hay argumentos para apartar un poco más lejos a los coches, y las razones se llaman Santa María, La Cotilla o esa preciosidad que es la capilla Luis de Lucena. También pienso, como dice el Ayuntamiento, que un solo sentido de tráfico disminuye los atascos, porque evita los cruces. Parece que el giro de la plaza de los Caídos, la prolongación de Pedro Pascual y el cambio de sentido de la cuesta Calderón (quizá haya que pensar también en cambiar Cervantes, como otra alternativa), podrían ayudar en ese aspecto.

Dicho todo esto, tampoco creo que los vecinos asuman ni pronto ni con agrado los cambios. Todavía hay quien cuestiona la peatonalización de la calle Mayor, y ya ha llovido. La reforma del Eje Cultural no va a ser del todo celebrada, ni siquiera por el fin de las obras. Ahora bien, estén tranquilos señores concejales del PP -nada menos que 16- que estoy por apostar también a que esta obra les va a restar muy pocos votos. Rien ne va plus?