
La central nuclear José Cabrera de Almonacid de Zorita cerró hace ya más de una década, a pesar de lo cual la política energética en España no ha hecho sino dar bandazos desde entonces. // Foto: wikipedia.org
Por Borja Montero
La montaña rusa en la que se ha convertido la tarifa de la luz en las últimas semanas ha vuelto a poner sobre la mesa un tema que, debido a su influencia en la vida cotidiana de todos los ciudadanos, no debería ser precisamente baladí entre los debate políticos de cierta profundidad, esos en los que presuntamente se confrontan sistemas y modelos. Sin embargo, la improvisación y las decisiones aleatorias, al albur de los intereses de los lobbies de turno o de las necesidades de popularidad del Gobierno de turno, suelen imponerse a la discusión de líneas estratégicas claras que realmente determinen cuál será el modelo energético y, a raíz del mismo, tomar decisiones de organización a largo plazo. Y como muestra de esta tendencia, un botón: El pleno del Consejo de Seguridad Nuclear dio ayer dar luz verde a la reapertura de la central nuclear de Garoña, la más antigua de España después de la ya ‘jubilada’ José Cabrera de Almonacid de Zorita. La vuelta a la actividad se podrá producir después de un proceso de remodelación que puede suponerle unos 150 millones de euros de inversión a las dos empresas eléctricas titulares de la misma. La planta llevaba parada y desconectada de la red desde el año 2012, después de una prórroga de dos años a su funcionamiento que no llegó a consumirse completamente. Sigue leyendo