
Carátula de la película «El efecto mariposa» (1995, Fernando Colomo) //
Por Patricia Biosca
Seguro que en los últimos meses han escuchado hablar del “efecto mariposa”. Fijo que conocen el ejemplo: “el aleteo de una mariposa en Hong Kong puede desatar un tornado en Nueva York”. O puede que esas dos palabras solo les evoquen los culos tatuados de Coque Malla y María Barranco, quién sabe. Aún así, seguramente entiendan la relación que esta expresión guarda con los vídeos que les han mandado de chicas chupando murciélagos (versión coña) o imágenes de mercados asiáticos con pangolines enjaulados en pésimas condiciones (versión crítica) que luego acababan con un mapa mundi en el que un punto, normalmente rojo, se extiende por todo el plano. La razón de que algo que empieza en la exótica ciudad china de Wuhan nos acabe confinando en nuestras casas alcarreñas. Sigue leyendo