De encierros y turistas

Por David Sierra

Pocas alegrías había tenido el sector taurino hasta la fecha. Sin espectáculo en los ruedos, salvo algunos intrépidos recortadores; sin desencierros por las calles y con los campos, por una vez, libres de soportar las locuras transitorias de perseguir morlacos hasta la extenuación para darles matarile de un plomazo antes de caer el sol; todo hacía presagiar que 2020 no tendría hueco para que el aficionado lo celebrase. Y, sin embargo, el año en el que no hubo toros, los encierros de la capital alcarreña se han puesto a la altura para ser catalogados como un acontecimiento lo suficientemente llamativo como para ofertarlo con el sello de turísticamente interesante en esta región. La Consejería de Economía, Empresas y Empleo, a través de su Dirección General de Turismo, daba luz verde a la solicitud planteada por el Consistorio guadalajareño con apoyo mayoritario de la Corporación.

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El sol del Maratón

Maratón de Cuentos Guadalajara

La zona de Santa Clara, engalanada para acoger el Maratón de Cuentos 2018 // Foto: Guadalajara Diario

Por Álvaro Nuño.

Tengo que confesárselo. Menos mal que esto no es un video-blog porque si no me verían la cara de bobo que se me pone cuando llega el tercer fin de semana de junio en esta ciudad a la que tanto quiero. Una sonrisa tonta se instala en mi cara y no me abandona desde que veo la Calle Mayor baja decorada de telas multicolor, viendo esas letras colgando en el cielo, jugando con las puntas de diamante de la fachada del Palacio del Infantado, con la ventaja de que a ellas las mece el viento y las piedras las observan ahí sin moverse, pero si pudieran sonreír como yo, seguro que también lo harían. Este año ya las he visto decorando Santa Clara. Echarán de menos -como todos- la que ha sido su sitio durante un cuarto de siglo, pero han encontrado otro lugar donde seguir bailando al ritmo que marca el viento.

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La valla

Por David Sierra

Desde la ventana veía el mar. El sol atraía su atención. Y la playa. Con esa arena fina con la que levantaría castillos de cuatro torres. Con fosa defensiva de agua salada. Veía las olas e imaginaba. Como sería zambullirse, bucear y observar con sus propios ojos ese maravilloso hábitat. Cogería estrellas de mar, caballitos, pececillos y alguna que otra alga. Para guardarlos y recordar el momento cuando ya no haya. Veía niños; veía niñas. Con bañadores a rayas. Jugando a las palas con pelotas de goma o lanzando balones de playa. Los veía y los imaginaba.

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