Esperando el tren

1489402114_258056_1489402403_noticia_normal

Un tren de la línea C-2 de Cercanías, la que ha unido a su alrededor a ocho municipios de la provincia, a su paso por la estación de Alcalá de Henares. // Foto: SER Henares

Por Borja Montero

Las nuevas tecnologías han hecho que desaparezca la pequeña parcela de poesía que había en algunos hechos medianamente cotidianos. Así, ya nadie se alegra al abrir el buzón ni se aposta al lado del teléfono a la espera de una llamada, ya que la hiperconectividad a la que estamos expuestos hace que el género epistolar solamente sea cultivado por las empresas que requieren el pago de sus servicios o las administraciones que buscan corregir nuestras conductas a través de multas y que uno pueda estar localizable todo el día llevando su propio terminal telefónico en el bolsillo. Igualmente, lo de esperar el tren en la estación también ha perdido cierto encanto, tanto por la diferencia entre los viejos vagones de madera del Orient Express y los convoyes de alta capacidad y velocidad de nuestros días como por la cotidianidad del hecho de tomar este medio de transporte. Este caída en desgracia de la emoción de coger un tren se convierte directamente en cabreo cuando el hecho en sí se produce en Guadalajara, punto de partida de una línea de Cercanías, la C-2, que en los últimos años ha ido haciéndose menos útil para sus potenciales usuarios. Sigue leyendo