Apagón cultural

 

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La cultura dinamiza durante todo el año la vida social de la provincia y genera una importante actividad económica que en estos momentos se encuentra paralizada.

 

«En Guadalajara no nos rendiremos nunca, no nos pararemos, proyectaremos nuestro Maratón de Cuentos, construiremos una cabaña, nos refugiaremos en ella, encenderemos la luz y el espectáculo dará comienzo un año más en la Ciudad de los Cuentos: cultura viva de sabiduría popular, ancestral y libre». Concha Carlavilla.

 

Por Gloria Magro.

La cultura popular ha resultado ser el último campo de batalla donde obtener réditos políticos aunque en juego haya miles de puestos de trabajo y un sector económico muy rentable que podría salir seriamente dañado, también en Guadalajara. En estos tiempos de pandemia, cualquier asunto, por importante que sea, si no está referido a la situación por la que atravesamos, es visto como algo superfluo, frívolo, secundario y falto de empatía. Y si además resulta un tema que pueda tener alguna doblez o al que se le pueda sacar algún tipo de ventaja política, bienvenido sea.

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Mi Voz Por Tu Sonrisa

thumbnail (1)Por Nati Baldominos (*)

Querido lector o lectora, mi nombre es Nati Baldominos y El Hexágono de Guadalajara ha tenido a bien cederme este espacio para hablar de un proyecto maravilloso que espero hagáis vuestro cuando lo conozcáis. Hace algo menos de un año, el 19 de marzo de 2019, nacía Mi Voz Por Tu Sonrisa, para hacer realidad un sueño: tratar de hacer felices a otros con la música y mi voz. Sigue leyendo

Pasado y futuro

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Don Juan y Doña Inés 2018 // Foto: Isra Pou

Por Álvaro Nuño.

Los astros parecen haberse conjurado este año de nuevo para que la celebración del Tenorio Mendocino vuelva a disfrutarse en su esencia otoñal. Para mí, la verdadera dureza de esta estación comienza con el Tenorio. No recuerdo una representación sin abrigo por el frío de la noche castellana y este año la temperatura parece haberse aliado como parte del atrezo. Incluso la Unión Europea nos ha librado por el momento del cambio de hora y la penumbra será protagonista desde el comienzo, ya a las siete envolviendo con su oscuridad a los personajes ataviados para la ocasión deambulando por las calles del centro de la ciudad hoy y mañana.

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La sangre en las venas

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Presentación de las nuevas actividades del 25º aniversario de la Fundación Siglo Futuro. // Foto: culturaenguada.es

Por Borja Montero

Todo cuerpo, por muy bien conservado que tenga todos sus órganos, precisa de la sangre, un líquido bastante abundante pero no por ello menos importante, ya que es quien dota de vida, alimento y calor a todos y cada uno de los sistemas que hacen funcionar el organismo. Del mismo modo, toda comunidad, por muy efectivas que sean sus instituciones y bien tejidas que estén sus redes, suele precisar de una sociedad civil activa para vertebrar las necesidades y demandas de la ciudadanía y llegar allá donde la mano de los poderes públicos o la búsqueda de rentabilidad de las entidades privadas no pueden llegar. Asociaciones, plataformas, colectivos, sindicatos y clubes de todo tipo son los que tienen que llenar esos vacíos, lamentablemente cada vez más amplios.

Esta semana, la Fundación Siglo Futuro ha presentado el inicio de los fastos que servirán para conmemorar su vigésimo quinto aniversario, una longevidad que les ha llevado a poner a disposición de los guadalajareños 2.360 actos públicos de diferente índole hasta el momento, y lo que les queda por delante. Al margen de otra nueva guerra de cifras en cuanto a las conmemoraciones (el Club Siglo Futuro fue fundado el 1 de junio de 1992, por lo que no le toca soplar tantas velas hasta dentro de 18 meses), se presenta un año en el que, nuevamente, la inventiva de Juan Garrido y sus colaboradores deberá sobreponerse a las siempre tozudas cifras, ya que cuentan con 52.000 euros para cubrir un año de actividades de calado, que no todos los cursos se celebran cifras de esta envergadura. Lo que se sabe por ahora así lo hace prever: Ángel Gabilondo, Fernando Savater, Amelia Valcárcel, Almudena Grandes, la XXV Cumbre Flamenca o nuevos certámenes musicales y literarios. Sigue leyendo

Locos por las conferencias

El conocido paleontólogo Juan Luis Arsuaga ha visitado recientemente Guadalajara en un ciclo de conferencias sobre el neandertal. // Foto: Elena Clemente.

El conocido paleontólogo Juan Luis Arsuaga ha visitado recientemente Guadalajara para hablar de neandertales. // Foto: Elena Clemente.

Por Rubén Madrid

Son como las setas: proliferan en otoño y las hay de todo género: comestibles –algunas deliciosas, otras picantes–, alucinógenas e incluso venenosas. Reinan en el otoño cultural. Espacio que se abre, conferencia al canto. Jornada, centenario o programación que inventamos, conferencia que se programa. Y quien dice conferencia dice charla, mesa redonda, coloquio, presentación de libro o investigación, lección magistral o, dicho en más moderno todavía, ‘master class’… Llámenlas como quieran: el caso es que abundan últimamente en Guadalajara, que estamos locos por las conferencias.

Bastaría con la impresión, pero lo confirmamos si acudimos a los datos. El mes de noviembre que acaba de terminar ha tenido nada menos que 43. Algunos días, hasta tres y cuatro convocatorias similares en una misma tarde, lo que no deja de llamar la atención en una discreta capital de provincias como la nuestra. Las asociaciones de amigos de la Biblioteca, del Archivo Histórico o del Museo Provincial, las direcciones de centros como el Brianda de Mendoza o la UNED, administraciones como la Diputación y la Junta o asociaciones como las de la prensa, Arrebol o Libros y Más han sido algunas de las entidades convocantes en las últimas fechas. Por no hablar de ese experimento importado de Silicon Valley que ya tiene su versión provincial con el TedXAlcarria y que en septiembre celebró segunda edición con un derroche de talento local.

Los belenistas ya no se conforman con armar el belén, sino que también acompañan su actividad tradicional con algunas conferencias. A las ‘Gentes de Guadalajara’ no les basta con representar dos noches (este año tres, con Sigüenza) el itinerante libreto de Zorrilla, sino que en sus Jornadas Mendocinas organizan un ciclo con una exposición y, por supuesto, dos conferencias. La Muestra Nacional de Teatro de la Espiga de Oro en Azuqueca o la Asociación de Amigos del Moderno con su Escuela del Espectador también han incluido conferencias. No son casos aislados.

Algunas asociaciones parecen haber entendido que las conferencias son la mejor manera de hacer visible su labor más allá de su tarea habitual, así como de atraer a un público afín, algo que por cierto están sabiendo captar tambien algunos partidos políticos como el PSOE o UPyD, que organizan sus propios ciclos de debate.

En Guadalajara en los últimos días se ha hablado de política y de historia, pero también de astronomía y de genética, de literatura y de arte, de montañismo, de periodismo, de violencia de género… Se imparten conferencias más o menos convencionales o alternativas en salones de actos de centros sociales y campus universitarios, pero también en aulas de institutos, en librerías e incluso en sótanos de bares.

¿A qué se debe esta fiebre? Hay algunas respuestas rápidas que seguramente expliquen el éxito de este fenómeno cultural: son, por ejemplo, relativamente baratas si las comparamos con un montaje teatral o con un concierto de rock. Resulta más asequible tener a un Príncipe de Asturias de la Ciencias sentado en un salón de actos arriacense que subir a cualquiera de nuestros escenarios a un músico con un Grammy.

También la técnica se ha puesto al servicio de la causa. Al pensar en una conferencia ya no se nos viene a la mente el acto heroico en el que para conocer algunos aspectos en torno a un asunto de interés había que aguantar a un tipo ‘coñazo’ leyendo treinta folios con lenguaje académico y tono monocorde. Se estila el conferenciante que tira de ingenio y, sobre todo, que acompaña su disertación de imágenes: tenemos que dar las gracias al power point.

Acto literario de Siglo Futuro en la Sala Tragaluz del Buero, escenario habitual de conferencias. // Foto: R.M.

La Sala Tragaluz del Buero es escenario habitual de conferencias. // Foto: R.M.

Y el público responde. Una conferencia en pleno mes de noviembre ofrece calefacción a cambio de una entrada libre hasta llenar aforo. No dan chocolate con churros, pero alimentan. Y detecto que hay ganas de aprender. Aunque las audiencias de la tele o los escrutinios electorales a veces hagan pensar lo contrario, lo cierto es que en nuestra sociedad nunca hemos tenido tanta gente tan formada en cultura general como hasta ahora. Tan bien formada, deberíamos decir.

Los conferenciantes cuentan con más público instruido que nunca, un auditorio que encuentra en esta oferta de conferencias una respuesta gratuita y de nivel a sus anhelos de conocimiento, que es un hambre voraz. Muchos de estos actos colman sus deseos. La asistencia a los cursos de ciencia o literatura que Siglo Futuro ha convocado en los últimos años bien le podría haber convalidado a más de uno la mitad de una diplomatura. El reciente ciclo que ha organizado Diputación sobre los neandertales ha tenido un nivel que nada envidia a un curso de verano de la universidad más prestigiosa.

Los pioneros. Hemos dejado para el final un nombre que justamente debería haber encabezado el artículo: la Fundación Siglo Futuro. Sin agotar las muchas explicaciones posibles, creemos que aquí reside otra de las razones más poderosas del auge del género en Guadalajara. Durante más de 25 años, a menudo cuando las conferencias eran sesudas concentraciones de materia gris sin tirón popular, Siglo Futuro apostó por la conferencia: nos traían a casa a los mismos conferenciantes que tenía el público madrileño en foros como el Círculo de Bellas Artes o el Club Siglo XXI. Recuerden el modo en que no hace tanto los políticos de la provincia se pegaban por ocupar las butacas de las primeras filas en las conferencias de escritores o actores de moda. Por haber, ha habido hasta Premios Nobel como Rigoberta Menchu y Mario Vargas Llosa -que lo sería después-.

Tres recepciones políticas a la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchu, invitada en Guadalajara en 2008 por Siglo Futuro. //  Foto: FSF.

Triple recepción política en 2008 a la Premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchu, invitada en por Siglo Futuro. // Foto: FSF.

La labor de esta fundación, antes Club Siglo Futuro, educó al público. Para muchos de nosotros, ir a una conferencia empezó a ser un plan habitual. Esta entidad no fue la única, pero sí la más representativa por la calidad de sus carteles y por la pluralidad de sus temas y orientaciones ideológicas. Otros, incluyendo algunas administraciones que ahora organizan los actos directamente, se han subido al carro cuando el camino ha estado allanado.

Y no deja de resultar curioso que ahora que las charlas, mesas redondas y ‘masterclass’ parecen al alcance de todos, la Fundación que preside Juan Garrido esté enfrascada en una suerte de refundación: sin olvidar sus ciclos de reflexión, forzada seguramente por esta misma competencia y por las exigencias de las administraciones que prestan sus fondos, está abriendo brecha ahora en otros géneros como los conciertos de cámara, los recitales poéticos o las sesiones de jazz… Quién sabe si pasado mañana no andaremos locos por acudir a este tipo de audiciones.

García de Paz, fallecido a inicios de año, y Herrera Casado, dos talentos de lujo habituales en las conferencias. // Foto: Aache Ediciones.

García de Paz, fallecido a inicios de año, y Herrera Casado, dos talentos locales de lujo, habituales en las conferencias. // Foto: Aache Ediciones.

Casualidad o no, esta fiebre por las conferencias camina del lado –si no de la mano- de un resucitado amor por la tierra, por lo nuestro. Es un apego al terruño que deja atrás los signos más provincianos para adoptar formas más ilustradas. La impagable labor que han venido haciendo sobre todo un grupo de historiadores como el fallecido profesor García de Paz, Pedro José Pradillo o Plácido Ballesteros, por poner sólo algunos nombres, y por encima de todos al cronista de la provincia Antonio Herrera Casado, está rindiendo sus frutos. Hay cada vez más guadalajareños que quieren saber más acerca de sus orígenes, y con ellos sobre los paisajes y las tradiciones… y de ahí a las gentes y a sus problemas de ayer y también de hoy.

Las conferencias permiten poner el talento local de estos maestros al servicio de la comunidad. En cada conferencia no sólo aprendemos mejor quienes fueron los Mendoza o qué cuerpos celestes habitan el universo para cumplir con el proverbio que dicta que nunca nos iremos a la cama sin saber algo nuevo. Además de esto, que seguramente enriquece nuestros sueños, el renovado gusto por las conferencias nos ayuda a ser mejores ciudadanos: más cultos, con menos prejuicios, con una mentalidad más abierta, capaces de convivir con el pensamiento contrario, radicales en la inclinación por acudir a la raíz de las cosas, predispuestos a debatir sobre la cosa pública y a fascinarnos con la angostura de nuestros mundos, donde caben tantos secretos, curiosidades y caprichos que constituyen la sal de la vida. Se trata, si se nos permite, de un retorno a las luces que están en el origen de la democracia. De modo que, tal como está el patio, toda conferencia –y en noviembre fueron más de 40– nos parecen incluso pocas.