
El autor del artículo, en un retrato del pintor alcarreño César Gil Senovilla
Por Zacarías Tábara*
- Dedicado a todos los componentes del cuerpo y a sus familiares en el día de la Virgen del Pilar, Patrona de la Guardia Civil
Reflejar -aunque sea grandes rasgos- los pormenores de cómo se ha llegado a la situación actual en el movimiento asociativo de la Guardia Civil exige un recorrido por el tiempo, y retrotraernos a épocas y acontecimientos que he vivido de modo directo. El punto de partida debe establecerse en la célebre manifestación del 17 de diciembre de 1976, en Madrid, cuando unos 300 policías (entonces de la Policía Armada) y guardias civiles reclamaron, básicamente, su inclusión en el régimen de la Seguridad Social. En esas fechas yo estaba realizando un curso en la Dirección General del cuerpo, y allí me encontré con mis antiguos compañeros de la Primera Comandancia Móvil de Madrid, la unidad en la que había estado destinado hasta que pasé a prestar servicio en el Subsector de Tráfico de Guadalajara, en 1975. Esos compañeros míos representaban, prácticamente, el cien por cien de los guardias civiles integrantes de la manifestación, que fueron posteriormente detenidos y recluidos en las dependencias de la Academia de El Escorial (Artero -que luego se las tuvo con el General Chicharro-, Macías, Vicente Ruiz, Saco…) Y allí estuvimos custodiándolos durante un largo periodo de tiempo, y muchos fueron expulsados del cuerpo, si bien algunos lograron reingresar como consecuencia de fallos favorables de los tribunales.

El cabo Rosa, un histórico luchador de la Guardia Civil
La llegada al poder del PSOE en 1982 supuso un halo de esperanza para los guardias civiles. Pero a las promesas se las llevó el viento, y la realidad permaneció inalterada por mucho «descubrimiento y enamoramiento» del cuerpo que pregonase el ministro José Barrionuevo. Con el paso del tiempo, la decepción cundió en un colectivo mayoritariamente ansioso de reformas. Y esto motivó el proceso de creación de sindicatos. Así fueron surgiendo, entre otros, la Unión Sindical de Guardias Civiles (USGC), el Sindicato Profesional de la Guardia Civil (SPGC) y la Unión Democrática de Guardias Civiles (UDGC), liderada por el cabo Manuel Rosa Recuerda.

Documento desclasificado con los planes del Gobierno en la Operación Columna
La falta de acuerdo en las negociaciones con el Ministerio del Interior, la represión llevada a cabo (la «Operación Columna» contemplaba «provocar algún hecho para obtener una prueba», según documentos secretos que con los años han trascendido, fechados entre 1988 y 1991, y fue una trama organizada por la Dirección General de la Guardia Civil para actuar contra agentes que pretendían asociarse y pedir mejores condiciones de trabajo, a través del Sindicato Unificado de Guardias Civiles) y las luchas internas entre dirigentes del movimiento clandestino, llevaron al fracaso momentáneo de la lucha para conseguir unos derechos mínimos para los agentes. Ante esta situación, se optó por encauzar la lucha mediante el derecho de asociación reconocido en la Constitución Española. De esta forma surgieron tanto la «Asociación 6 de Julio de Guardias Civiles», promovida por el agente asturiano José Luis Bargados (que al igual que Morata, había sufrido en sus carnes el encarcelamiento en Alcalá de Henares, acusado de dos delitos de sedición) y la asociación Coproper (Coordinadora Pro-Perjudicados por la gestión de Luis Roldán y la Corrupción), de la mano del sargento José Morata, que había sido detenido años atrás cuando estaba destinado en Menasalbas (Toledo). El Ministerio del Interior negó en un primer momento la inscripción en el Registro de Asociaciones de la primera de las citadas, lo que obligó a Bargados a acudir a la Audiencia Nacional, que mediante sentencia de 26 de julio de 1994 (¡20 años no son nada!) falló a su favor, por lo que, en cumplimiento de la resolución judicial, la Administración no tuvo más remedio que proceder a su inscripción, si bien no lo llevó a cabo de forma efectiva hasta el 12 de marzo de 1996, mucho después del fallo. Mientras, el 2 de agosto de 1994, apenas unos días después de la resolución de la Audiencia Nacional, se había inscrito legalmente Coproper. El 7 de octubre de 1994 se unificaron ambas asociaciones en el Congreso Constituyente del Movimiento Asociativo de Guardias Civiles, organizado por Coproper bajo el lema «A cara descubierta contra la corrupción y por tus derechos», y con la negativa a integrarse por parte de UDGC. Y ahí nació «Coproper-6J», que fue el embrión de la actual Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC). El 14 de enero de 1998 la Audiencia Nacional dictó una sentencia histórica, en la que se permitía ampliar los fines de la nueva Asociación, entre otras circunstancias, «para ejercer la representación de los asociados delante de los poderes públicos, administrativos o judiciales, en todas aquellas cuestiones justificadas y que fueran por el bien y la defensa de sus intereses sociales, como funcionarios y como ciudadanos de pleno derecho de un país libre y democrático». Además, la sentencia señalaba que los fines de la asociación «no sólo son completamente lícitos dentro del marco de nuestro ordenamiento jurídico, sino altamente saludables, al articular a través de la vía asociativa la participación ciudadana, al logro de una Administración que sirva con objetividad los intereses generales». Ya con anterioridad a esta resolución, el propio Tribunal Constitucional, en sentencia de 18 de octubre de 1993, vino a decir que el hecho de que la Guardia Civil tenga una «naturaleza militar» no impide que sus miembros puedan ejercer el derecho de asociarse, y tampoco es obstáculo para la existencia de asociaciones profesionales que velen por los intereses de los miembros del cuerpo. En lo que respecta a la Comandancia de Guadalajara, la Delegación Provincial se constituyó el 3 de diciembre de 1998, tras una reunión celebrada en el Edificio de Servicios Múltiples de la Avenida del Ejército, y en la que resulté elegido delegado provincial, y formamos al mismo tiempo un núcleo directivo junto con otros compañeros. Yo acababa de regresar de una misión internacional de 6 meses en Guatemala, destinada a la formación de la Policía Nacional Civil de aquel país, y al incorporarme a Guadalajara pude constatar que la inquietud y las ganas de hacer algo eran grandes, sobre todo entre el personal del Núcleo de Servicios y el de Tráfico. De hecho, había ya unos 40 compañeros que pertenecían a la Delegación de Soria de Coproper, donde Paco Torres llevaba a cabo una incesante labor de captación.

Portada del boletín que editaba Coproper-6J, embrión de la actual AUGC, llamando a una «huelga de bolis caídos»
Tras el traslado de esas afiliaciones a la nueva Delegación de Guadalajara, comenzó la tarea propia de iniciar el camino pedregoso que ha llevado hasta el momento actual. La verdad es que existía mucho miedo a las represalias de los mandos (y también, no lo dudemos, a la inversa) o a la inmediata aplicación del Régimen Disciplinario interno. Pero, poco a poco, ese miedo se fue superando, y en un año alcanzamos la cifra récord de 184 afiliados, siendo proporcionalmente la de Guadalajara la Comandancia que más creció en este aspecto. Con carácter bimensual, publicábamos un Boletín informativo (del que se hicieron eco otras provincias que adotaron la misma medida) en el que se recogían las nuevas disposiciones normativas que afectaban al personal, las noticias de otras delegaciones, formularios de recursos, etcétera. Y además, entre otras cosas, a través del Grupo Parlamentario del PSOE en el Congreso, participamos en los trabajos de la que iba a ser la Ley 42/1999, de 25 de noviembre, de nuevo Régimen del Personal de la Guardia Civil.

20-1-2007: Manifestación de la AUGC en Madrid, contra los «incumplimientos del programa del PSOE». El agente con el puño en alto es de Guadalajara // Foto: EFE (Ángel Díaz)
Recuerdo que al día siguiente a la constitución de la Delegación Provincial, y estando yo prestando servicio en la Prisión Provincial de la calle del Amparo, sobre las ocho y media de la mañana aparecieron dos miembros del Servicio de Información de la Comandancia, alarmados por lo que había acontecido. Les hice ver que nuestra intención era trabajar por una Guardia Civil democrática y moderna, por sus derechos y por los nuestros. Porque no era de recibo que quienes teníamos como misión velar por los derechos y libertades de los demás, estuviésemos huérfanos de todos ellos. Al propio teniente coronel jefe de la Comandancia le hice saber que nuestra labor pretendía ser integradora, no rupturista, y que lo primero era cumplir con nuestras obligaciones para poder luego exigir derechos. Pero advertí que no estábamos dispuestos a consentir atropellos ni a ocultar las irregularidades que observásemos. Las líneas del campo de juego quedaron marcadas muy claramente (y por cierto, determinados desmanes salieron a la luz con amplio eco en la sociedad guadalajareña y en el colectivo de la Guardia Civil). La creación de la Delegación Provincial tuvo mucho eco en los medios de comunicación de Guadalajara, y fue tremendamente llamativo el hecho de que, entre todas las autoridades e instituciones a las que enviamos una carta comunicando nuestro nacimiento (unas 50), únicamente dos personas, (José Luis Ros por parte del PSOE, y José María Bris, como alcalde de Guadalajara, del PP) contestaron a nuestra carta, deseándonos los mayores éxitos.

Zacarías Tábara, recibiendo un homenaje en un reciente acto de la AUGC de Guadalajara // Foto: AUGC
Para finalizar, quisiera mostrar mi agradecimiento tanto a quienes han continuado la labor que iniciamos en una tarde de diciembre de 1998, como a todos aquellos que, de una u otra forma, han contribuido a que la Asociación Unificada de Guardias Civiles sea actualmente una realidad viva. También quiero recordar también la labor reivindicativa que en su momento llevaron cabo las esposas o parejas de los guardias civiles, con sus reuniones frente a la Subdelegación del Gobierno. No hace mucho que celebramos nuestros primeros 15 años de vida, y espero que estos sean sólo el comienzo de una larga y fructífera andadura. Se trabaja por una Guardia Civil mejor. Y, porque se quiere a este cuerpo, se está dispuesto a todo. Incluso, como dice Sabina, a «morirme contigo si te matas; y matarme contigo si te mueres; porque el amor cuando no muere mata; porque amores que matan nunca mueren».
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Zacarías Tábara Carbajo (1952) es un guardia civil retirado, residente en Guadalajara, donde ha desarrollado casi toda su trayectoria profesional. Fue promotor de los primeros movimientos asociativos en el seno del instituto armado. Licenciado en Derecho, es un respetado especialista en legislación y jurisprudencia de su campo laboral, y como tal ha escrito varios libros.