En estos tiempos que corren en los que cada conducta se mira con lupa, pues de ello en muchos casos depende que se puedan producir los tan temidos rebrotes y sus consecuencias más veniales, en las últimas fechas han tenido lugar algunos acontecimientos en los que la manera de actuar por parte de quienes los organizan y fomentan ponen de manifiesto la implicación y seriedad con la que se están tomando un tema tan serio como es este de la pandemia, que ha mandado ya a la vida eterna a centenares de miles de personas en nuestro país.
Sigue leyendoArchivo de la etiqueta: Humanes
Tal como éramos.

Cómo hemos cambiado. Imágenes para el recuerdo, auténtica memoria histórica de hace apenas unas décadas. Foto: Guadalajara en la senda del tiempo.
Por Gloria Magro.
Y no hace tanto, habría que añadir. Para muestra bien valdría ya no un botón, sino en este caso una imagen ajada en blanco y negro, un momento intrascendente en la vida de un pequeño pueblo. La fotografía aparecía publicada estos días en una página de Facebook, Guadalajara en la senda del tiempo: un grupo de niños mirando como se repara una albarda en La Riba de Saelices en 1958, una estampa veraniega y cotidiana convertida en un documento de memoria histórica indiscutible. El entorno que contextualiza la fotografía, paupérrimo, medieval incluso, bien podría ser una escena de las primeras décadas del s.XX al sur de Granada sacada de un libro de Gerald Brenan. Pero no, así eran los pueblos de la mayor parte de Guadalajara hasta las últimas décadas del siglo pasado, aunque ahora nos parezca lejano, por no decir increíble. Sin luz eléctrica, agua corriente ni pavimento en las calles. Así éramos hace apenas cuatro días. Los fondos de los primeros gobiernos de la democracia a través de la Diputación Provincial, dotaron, en fecha tan reciente como los años 1980, a todos los pueblos de los servicios públicos necesarios, aún cuando ya en muchos casos la emigración los había desprovisto de población a la que beneficiar. Sigue leyendo
La hormigonera
Por David Sierra
Suena la hormigonera. Dos trabajadores se afanan echando tierra y cemento para hacer la masa. Han empezado temprano para aprovechar la fresca matinal. El adoquinado es una tarea que requiere paciencia y tiempo. Así lo transmite la directora de obra. Otros dos, uno de ellos con mono azul atado a medio cuerpo, toman un descanso y se refugian en la pequeña sombra del olivo centenario que centra la plaza. Una trabajadora, la única de los ocho que están en el proyecto, se encarga de aprovisionar de agua a la cementera, que no para de dar vueltas. La crisis económica había apagado por completo el sonido de esta máquina, que servía antaño de reclamo a los ojeadores jubilados.
Esperando el tren

Un tren de la línea C-2 de Cercanías, la que ha unido a su alrededor a ocho municipios de la provincia, a su paso por la estación de Alcalá de Henares. // Foto: SER Henares
Por Borja Montero
Las nuevas tecnologías han hecho que desaparezca la pequeña parcela de poesía que había en algunos hechos medianamente cotidianos. Así, ya nadie se alegra al abrir el buzón ni se aposta al lado del teléfono a la espera de una llamada, ya que la hiperconectividad a la que estamos expuestos hace que el género epistolar solamente sea cultivado por las empresas que requieren el pago de sus servicios o las administraciones que buscan corregir nuestras conductas a través de multas y que uno pueda estar localizable todo el día llevando su propio terminal telefónico en el bolsillo. Igualmente, lo de esperar el tren en la estación también ha perdido cierto encanto, tanto por la diferencia entre los viejos vagones de madera del Orient Express y los convoyes de alta capacidad y velocidad de nuestros días como por la cotidianidad del hecho de tomar este medio de transporte. Este caída en desgracia de la emoción de coger un tren se convierte directamente en cabreo cuando el hecho en sí se produce en Guadalajara, punto de partida de una línea de Cercanías, la C-2, que en los últimos años ha ido haciéndose menos útil para sus potenciales usuarios. Sigue leyendo
El peor día de toda mi vida

El incendio de la Riba de Saelices dejó una gran columna de humo en el horizonte. // Foto: http://www.forocoches.com
Por Marta Perruca
Regresaba a casa después de un fatídico fin de semana de trabajo en aquel periódico con sede en la calle Miguel Fluiters. Desde la ventanilla del autobús contemplaba a lo lejos la monstruosa columna de humo que ascendía hacia el cielo. “Pero madre mía ¿Qué es eso?” Exclamó una mujer desde el asiento de mi derecha. Sorprendentemente, había permanecido ajena a todo lo que había ocurrido aquel fin de semana –cosas de los periodos vacacionales-, así que aún sobrecogida por la tensión vivida aquel domingo, traté de explicarle que se había declarado un incendio de dimensiones monstruosas en el que habían perdido la vida once trabajadores del retén y ya habían ardido varios miles de hectáreas -13.000 sería el balance definitivo-.