A la clase trabajadora nos gusta pagar impuestos

Por Sonia Jodra

Son las 8 de la mañana. Comienzan a subirse las persianas en el Hospital de Guadalajara… Y en el Centro de Salud de Sigüenza, en el Centro de Especialidades de Azuqueca, en consultorios médicos de toda la provincia… Y suben las persianas en el colegio La Muñeca, en el instituto Alejo Vera de Marchamalo, en el nuevo Centro Integrado de Formación Profesional de Guadalajara y en todos los centros educativos de la provincia. Desde las 8 de la mañana de hoy y hasta las 8 de la mañana de mañana sábado, habremos gastado algo más de 10 millones de euros en el sistema sanitario de Castilla-La Mancha y 6,2 millones de euros en el sistema educativo de nuestra región. Sí. Eso he dicho (escrito). Cada día, mantener la sanidad y la educación públicas nos cuesta a todos los castellano manchegos 16,2 millones de euros. Es mucho dinero, pero lo bueno es que lo pagamos entre todas y todos. Aportando más los que más ingresos tienen y menos, los de menores ingresos. Y lo mejor, en la sanidad y en la educación pública todas y todos somos iguales.

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La participación va por barrios

2020-sara-simon-presupuestos-participativos

Por Álvaro Nuño.

Hasta el próximo martes, 13 de octubre, todos los vecinos de Guadalajara empadronados en la capital y mayores de 16 años, estamos llamados por quinto año consecutivo a dar nuestra opinión sobre en qué se debe gastar el Ayuntamiento una mínima parte del dinero de nuestros propios impuestos a través de los denominados «presupuestos participativos 2021«. En esta ocasión, el Ayuntamiento destinará hasta 50.000 euros para cada uno de los ocho barrios en los que ha dividido la ciudad, «relacionados con el asfaltado, las zonas verdes, los equipamientos deportivos, el mobiliario urbano, zonas infantiles y las aceras”, según explicaba la concejala de Participación Ciudadana, Sara Simón. En total serán 400.000 los euros en los que el vecino podrá dar su opinión directa del estado en que se encuentran sus calles y qué zona y partida deberían priorizarse a la hora de invertir el año que viene.

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Marchamalo decide ¿Y Guadalajara?

Marchamalo decide

Una de las imágenes de la campaña #MarchamaloDecide // Foto: Ayto. Marchamalo

Por Álvaro Nuño.

Un año más, el Ayuntamiento de Marchamalo ha puesto en marcha sus Presupuestos Participativos, una medida en la que el consistorio campiñero es pionero y que permite a todos los vecinos proponer y, en cierta medida, decidir directamente en qué se gastan sus impuestos el año siguiente. Bajo el lema «Marchamalo decide«, y utilizando para ello las nuevas tecnologias, hasta el 28 de octubre, los marchamaleros pueden realizar sus propias propuestas en la web homónima, extendiéndose después el plazo hasta el 17 de noviembre para votar ellos mismos las propuestas realizadas. Todo bajo la supervisión de los técnicos municipales que valoran inicialmente en la semana del 28 de octubre al 3 de noviembre la viabilidad de las diferentes propuestas para comprobar que son realizables y que hay presupuesto para ello, teniendo en cuenta que el Ayuntamiento destina este año 150.000 euros en este proceso. A partir de su aprobación, el Consistorio se compromete a incluir las inversiones en el capítulo correspondiente de las cuentas municipales y a llevarlo a efecto al año siguiente, en este caso a lo largo de 2020.

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Alquilar barato y basura cara

Un camión descarga basura.

Los alcarreños pagamos una tasa de basura un 18’7% más alta que la media del resto de capitales. // Foto. Archivo

Por Álvaro Nuño.

Guadalajara no es una ciudad ni muy cara, ni muy barata para vivir. Dicho de otro modo (como diría el ya expresidente del Gobierno y del PP), estamos en la media de las capitales españolas según un estudio realizado por el portal Kelisto. De hecho, somos la ciudad número 26 en el ranking de 52, o sea que más en la media no podemos estar. ¿Adivinan cuáles son los productos o servicios más caros aquí? Pues la recogida de la basura (un 18,7% de coste superior a la media) y tomarse una caña en un bar (un 15,11% por ciento más cara que en las barras de España). ¿Y lo más asequible respecto al resto? Por muy sorprendente que parezca, el alquiler o la compra de una vivienda, con un 32,3 y 21 por ciento por debajo de la media del país.

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El anticipo

Por Borja Montero

La Diputación Provincial de Guadalajara ha anunciado esta semana el pago de un anticipo importante a los ayuntamientos que están adheridos a su Servicio de Recaudación. Al parecer, se trata del anticipo más grande de la historia de este instrumento fiscal, unos 8,2 millones de euros. En total, 267 municipios de la provincia, así como algunas mancomunidades y pedanías y entidades inferiores, son usuarios de este servicio, entre ellos algunos consistorios de población importante como Marchamalo, El Casar o Alovera, entre otros. Sigue leyendo

La campaña de la Renta y Panamá

Papeles de Panamá

Portada de la investigación del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación/ ICIJ

Por Míriam Pindado

Hoy arranca la campaña de la Renta 2015 abriendo el plazo para que los contribuyentes soliciten el borrador o los datos fiscales necesarios. Muchos tendrán los deberes hechos y las cuentas bien echadas. Otros, sin embargo, por sus circunstancias durante el ejercicio pasado o por propio desconocimiento o desdén, pedirán su borrador casi a ciegas mientras piden al aire o al más allá que “por favor, por favor, me salga a devolver”.

Parece que nadie es ajeno a esta campaña. De hecho, siempre hemos oído eso de que «Hacienda somos todos». Pero, ¿de verdad que Hacienda somos todos? Las últimas noticias que estamos viendo en los informativos y leyendo en la prensa nos dejan claro que, en realidad, Hacienda no somos todos…Hacienda somos los que pagamos impuestos, claro está.

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Los garbanzos de Navidad

El próximo lunes, los niños de San Ildefonso cantarán El Gordo de Navidad. // Foto: Bernat Armangue / AP Photo -Radial Press.

El próximo lunes, los niños de San Ildefonso cantarán El Gordo de Navidad. // Foto: Bernat Armangue / AP Photo -Radial Press.

Por Rubén Madrid

Un año más, las navidades, tiempos de solidaridad donde los haya, comenzarán y acabarán con nuestros deseos puestos en ampliar nuestro patrimonio material. Por más que a los anuncios de los décimos y del choped les acompañen música con alma, por más que los días pares nos pongamos nostálgicos y los impares estupendos, lo cierto es que, en la mayor parte de los casos, inauguraremos temporada navideña este lunes deseando ser mucho más ricos y acabaremos despertando la mañana del 6 de enero siendo un tanto por ciento más ricos si a los de Oriente no les da por dejarnos carbón, que en Asturias saben desde hace tiempo que es signo de penuria.

No deja de impresionar cada año que en estos tiempos en que somos más solidarios que nunca, en que nuestras conciencias se ablandan y endulzan como el corazón del mazapán, el consumismo imponga sus galones. Cada guadalajareño se gasta de media 49 euros en este sorteo (tocamos a un par de décimos y unas participaciones). Cada español –y aquí lo somos, sin duda– empleará también de media unos doscientos y pocos euros para regalos navideños, en el ejercicio de su propia majestad. Y entre tanto, dicen los expertos, nos pasaremos de los 500 euros entre unos gastos y otros durante estas Navidades. Muy lejos, por cierto, de los más de 900 que se nos calculaba en tiempos de vacas gordas.

Todo esto ocurre en un país en el que la situación ya es calificada de dramática por muchas voces expertas que trabajan en la calle y no en los despachos gubernamentales. Cada poco tiempo se nos atraganta un telediario con algún informe de mal agüero y peor diagnóstico. Se me viene a la cabeza que el guadalajareño Braulio Carlés, responsable de la Red de Lucha contra la Pobreza en Castilla-La Mancha (EAPN C-LM), nos decía hace muy poco -con motivo del Día Mundial de Erradicación de la Pobreza- que el 36,7% de la población de la región está en situación de pobreza o riesgo de exclusión social. Y si los contamos uno por uno nos salen nada menos que 762.197 castellano-manchegos.

La recogida de alimentos en Guadalajara de finales de noviembre se saldó con casi 50.000 kilos en Guadalajara. // Foto: Guadaqué.

La recogida de alimentos en Guadalajara de finales de noviembre se saldó con casi 50.000 kilos en Guadalajara. // Foto: Guadaqué.

La cifra se corresponde con la misma tasa (seguramente porque se basan en datos del INE) que fijaba el informe ‘Pobreza y trabajadores pobres en España’ de la Fundación 1º de Mayo, ese obsceno 36,7%. Dice en sus páginas (lo puede descargar aquí en pdf), también, que los pobres son cada vez más pobres. Hay más desigualdad, más distancia entre quienes estas navidades tendrán la opción de dar un donativo y quienes están casi en la obligación de recibirlo.

Muchos de ustedes habrán visto las colas junto a San Nicolás. Pasen también hacia las nueve de la noche por los contenedores junto al Caprabo de la Avenida del Ejército. A mí me resulta desolador. Cualquiera puede ponerle rostro a estas cifras si pasa por las puertas del supermercado más próximo a la hora en que se deshacen de los productos caducados.

Las navidades, lejos de abstraerse de esas realidades, suelen ser el periodo en que más y mejor nos las enfocan. En las últimas horas se han presentado dos eventos que pretenden recoger alimentos para los pobres: la Copa de España de Voleibol, organizada por el Ayuntamiento de Guadalajara, y el maratón de ocio y juegos de rol de Valdeluz, The Big Game. Pero hay más: el tradicional concierto de Navidad de Manos Unidas, las actuaciones que han tenido lugar días atrás en el centro San José para la campaña de Unicef ‘Ahora no podemos parar’, o en El Cubillo de Uceda de ‘Los 6 tenores en favor de la Asociación contra el Cáncer’, así como las citas más próximas, caso de una carrera popular que recorrerá las calles de Brihuega este domingo. Y son sólo algunos ejemplos que vienen a bote pronto.

Lo de poner un pobre en la mesa ya no se estila, pero lo de calmar la conciencia con un donativo, sí. A quienes todavía tenemos estómagos, nos sientan mal los excesos si no hacemos un descargo previo de conciencia. Y lo saben las organizaciones benéficas o el mendigo de turno a las puertas del súper. Así que estos días muchos de nosotros acudiremos a los actos navideños con envases y paquetes de productos imperecederos para los bancos de alimentos, haremos una visita a la tienda de comercio justo, entregaremos donativos si sucede un tifón en vísperas de Nochevieja y compraremos algún calendario solidario. Y está muy bien. Pero el día 7 de enero, si te he visto no me acuerdo.

Actuación de 'Los 6 tenores' en El Cubillo de Uceda, el pasado fin de semana.

Actuación de ‘Los 6 tenores’ en El Cubillo de Uceda, el pasado fin de semana.

Por eso la pregunta me resulta inevitable: ¿cuántos paquetes de garbanzos –y cajas de galletas, y cartones de leche, y donativos solidarios– nos ahorraríamos si fuésemos tan ‘generosos’ durante el resto del año? Habrá quien crea que se trata de un ejercicio de demagogia, pero en realidad considero que no es más que un capítulo más del eterno debate entre caridad y justicia social que últimamente veo muy desequilibrado en favor de la primera bandeja de la balanza.

Si concediésemos que cada año perderíamos esos mismos 50 euros de gasto medio en lotería de Navidad, pero esta vez no para tirarlos por el desagüe por donde se marchan los anhelos de enriquecimiento exprés, sino para meterlos en una caja común –lo podemos llamar arcas públicas– y disponer de ese gasto en los próximos presupuestos, ¿harían falta tantos donativos por estas fechas? ¿Y si renunciásemos a esa parte desbordada del gasto por regalos, a esa compra prescindible, a ese capricho que está de más?

Lo sé: las arcas públicas recaudan y mucho a partir de la Lotería, e incluso de forma indirecta por las compras navideñas. Pero lo que vengo a plantear es una cuestión casi vital en el comportamiento general de cada uno de nosotros: resulta habitual observar un rechazo reflejo a cualquier subida de impuestos progresivos que nos suponen cantidades discretas y, en cambio, nos lanzamos a derrochar esta solidaridad de temporada por Navidad. Porque de derroches estamos hablando.

Dejo aquí mi reflexión a modo de enmienda a la parcialidad. Allá cada cual con su Mr. Scrooge. Como suelo recomendarles siempre por estas fechas, consuman, pero con moderación. Y hagámoslo, todavía con más motivo, si este año a los niños de San Ildefonso les sale de las bolas darnos una alegría.

PD. – Y hablando de justicia. También desde aquí mi enhorabuena para el colega Óscar Cuevas por el Libertad de Expresión de la Asociación de la Prensa, fallado ayer. Me parece que un artículo con su firma, y publicado precisamente en estos rincones, encarna como pocos aquello mismo que anuncia el premio: la libertad de expresión.

Impuestos: La misma canción

El alcalde de la capital, Antonio Román, junto al concejal de Economía, Alfonso Esteban, en la presentación de las ordenanzas fiscales. // Foto: La Crónica de Guadalajara

El alcalde de la capital, Antonio Román, junto al concejal de Economía, Alfonso Esteban, en la presentación de las ordenanzas fiscales. // Foto: La Crónica de Guadalajara

Por Concha Balenzategui

“Yo sé que dirán que es una decisión preelectoral, pero quiero aclarar que en mandatos anteriores, ni siquiera en años preelectorales, se tomaban estas decisiones. Esto es fruto de un trabajo dirigido para poder llegar a este fin. Es una apuesta política”. Así explicaba, Antonio Román hace unos días la bajada de impuestos y tasas municipales prevista para el año que viene por el Equipo de Gobierno. La declaración, pronunciada motu propio por el alcalde, sin mediar preguntas de la prensa, pretende convencernos de que la presión fiscal se afloja sobre los vecinos justo unos meses antes de la convocatoria a decidir quién gobernará la ciudad por pura coincidencia.

Indagar en los números de las ordenanzas fiscales municipales es una tarea ardua, que trataré de resumir lo más claramente posible en las próximas líneas, para que vaya por delante la información.

En 2015 bajará el tipo del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI) un 5’1%, el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO) un 5’6%, la Plusvalía un 4%, y el Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica un 2%. En cuanto a las tasas, desciende la de recogida de la basura un 7,77% y la de apertura de establecimientos, un 10% para las actividades inocuas y un 15% para las actividades clasificadas. El resto de los impuestos y tasas municipales se congelan.

Estas son las cuentas, tal y como las ha anunciado el Equipo de Gobierno. La oposición ha introducido algunos peros a este anuncio, que recuerdo también en versión sintetizada. Baja el tipo de gravamen del IBI, pero sube la base imponible como resultado de la revisión catastral, por lo que el recibo al final subirá: entre un 4 y un 5% según el PSOE, o entre un 1 y un 3% según IU. La tasa de basura podría bajarse aún más, teniendo en cuenta que los ingresos por este concepto son mucho más elevados de lo que cuesta el servicio, dicen ambos grupos.

El PSOE pide, entre otros cambios, que el IBI baje un 30%, que la tasa de agua y alcantarillado, que se congela, se rebaje otro 30%, y que el ICIO se reduzca un 50%. IU propone que se eliminen las tasas de uso del teatro Buero Vallejo y del palacio de la Cotilla a asociaciones sin fin lucrativo, la del estacionamiento de larga duración y la entrada a monumentos de gestión municipal. Ambos grupos solicitan también que se cobre a las entidades bancarias por instalar cajeros en la vía pública.

Pero después de las cifras, vamos con la letra, con esas peculiares costumbres relacionadas con los impuestos y las citas electorales. Prácticas que -todo hay que decirlo- no son de ahora, ni exclusivamente de Román. Lo de aplicar una reducción de los impuestos -o al menos anunciarla como tal, ya que siempre será cuestionada por la oposición- lo vemos estos días en el Ayuntamiento de la capital, en el Gobierno de Castilla-La Mancha y en la Administración estatal, y siempre diciendo que no hay relación alguna con la proximidad de las elecciones. Porque este es ya un hábito generalizado, como el de que ningún partido se presente a ninguna convocatoria con las urnas con una subida de impuestos en su programa electoral. Sería de locos, me dirán ustedes. Imagínense a un candidato que, apoyándose en el contexto económico general, en la situación concreta de las arcas de la institución, o en los proyectos que pretende realizar, reconociera abiertamente y de antemano que no podrá llevar a cabo su programa sin exprimir un poco más a los ciudadanos y empresas. ¿A que no lo ven?

Del mismo modo, es habitual que cuando un gobernante entra en una institución anteriormente regida por el partido rival, se queje de la situación de las cuentas. La cantinela de la “herencia recibida” que llevamos oyendo tres años y medio al equipo de María Dolores Cospedal la han pronunciado antes, con otra letra pero parecida melodía, muchos otros. Por ejemplo recuerdo al socialista Jesús Alique quejarse de la situación en la que se encontraba la Diputación Provincial tras las dos décadas de gobierno del popular Francisco Tomey, o el mismo lamento referido a las arcas municipales que dejaba José María Bris en el consistorio de la capital. Al final de los dos mandatos, Alique anunciaba lo bien que dejaba la institución tras su gestión, como ahora hace Cospedal desde Fuensalida respecto al déficit autonómico. El mensaje se lanza tan rotundo, tan desprovisto de matices, que cualquier ciudadano se cuestiona una de las dos tesis: Si era verdad que tan mal estaba la situación cuando se ha conseguido enderezar tan pronto, o viceversa, si la recuperación puede ser cierta después de un agujero semejante. Porque nos cuesta creer en “superpoderes” de los gestores.

Román y Esteban, en otro momento de la rueda de prensa. // Foto: Ayuntamiento de Guadalajara

Román y Esteban, en otro momento de la rueda de prensa. // Foto: Ayuntamiento de Guadalajara

Pero esta canción, por muy pegadiza que sea, no la puede entonar ahora Antonio Román, que es el responsable de la gestión económica de este mandato… y también del anterior. Hay que reconocer que al doctor le ha tocado ser alcalde en los años de la dura crisis económica, desde 2007 hasta 2015, etapa en la que se ha dado una reducción drástica de los ingresos que percibía el Ayuntamiento a cuenta de la construcción. Durante su primer mandato, pese a esta merma y a que no obtenía de Toledo el chorro de dinero que le llegaba a su predecesor, el Consistorio mantuvo unas fuertes inversiones a cuenta del Plan E, que Román se permitía el lujo de criticar con una mano mientras utilizaba para remozar la ciudad con la otra.

Al finalizar esa etapa, en mayo de 2011, Román se presentó ante los electores asegurando que pese a las dificultades, mostraba un Ayuntamiento de cuentas saneadas gracias al “trabajo bien hecho”. Seguro que lo recuerdan. Solo habían pasado cuatro meses desde su toma de posesión, cuando el orégano desaparecía del monte y el alcalde presentaba ante la prensa un durísimo plan de ajuste que incluía, entre sus principales armas, congelación de empleo, recorte de subvenciones y una fuerte subida de impuestos que justificaba en la difícil situación económica. Un plan de ajuste a todas luces incoherente con el brillante balance económico que había pretendido contarnos en su llamada a las urnas. Unas medidas que la ciudad ha padecido durante tres años.

Y de nuevo, se ha obrado el milagro. Otra vez la lectura del trabajo bien hecho y los frutos recogidos se torna en la posibilidad de aflojar la presión. Eso, quizás a Mariano Rajoy, incluso a Cospedal, puede servirles. Pero con Román no cuela que nos vuelva a cambiar el compás, para repetir la música y la letra que ya entonó. Al menos, no se puede esconder el tufo preelectoral.