
El toro de Iriépal frente al niño que quedó encaramado en una ventana. //Foto: YouTube
Por Patricia Biosca
Ya amenaza la noche y llega un vídeo al WhatsApp. Veo por encima algo así como “encierro Iriépal”, pero me da pereza abrirlo. Sin embargo, causa tanta polémica en el grupo en el que lo comparten que ya, movida por el “chumeteo” (palabra propia alcarreña que quiere decir “cotilleo”), lo veo. Las imágenes son de mala calidad y, al principio, no me entero de mucho. Veo unos barrotes delgados, un toro que se cuela en una calle y gente corriendo. Y de repente, un carrito volando por los aires y la expresión pixelada del verdadero terror. Un niño, nervioso, encaramado a unas verjas con un astado de cientos de kilos observando desde abajo. Mirada de pánico que se clava en el pecho solo al intuirse. Sigue leyendo