Por Marta Perruca
Cuando llega el miércoles, simplemente me siento delante de la pantalla del ordenador y comienzo a escribir. Es cierto que días antes he estado dando vueltas al tema en cualquier minuto que mi mente ha podido descansar de pensamientos obligados, pero la realidad es que pocas veces estos artículos terminan siendo lo que en un principio había imaginado. He contado tantos miércoles consumidos delante de esta pantalla, que ya había asumido que eran así, por lo que me cuesta enfrentarme a la realidad de estar escribiendo mis últimas palabras en este blog.