
Feria de Ganado de Hiendelaencina 2012, con la presidenta de la Diputación, Ana Guarinos. // Foto: Diputación Provincial de Guadalajara.
Por Concha Balenzategui
Nos hemos enterado a toro pasado de que este año no se celebrará la Feria de Ganado de Hiendelaencina. La trigésimo primera edición de esta fiesta se había convocado para el pasado sábado, 14 de junio, pero unos días antes se decidió suspender los actos. El Ayuntamiento de Hiendelaencina ni siquiera lo ha comunicado a los medios de comunicación, y se ha limitado a publicar en la página web municipal la decisión.
El motivo que aduce el Consistorio es la falta de apoyo institucional a la cita, puesto que no cuenta con subvención para hacerla. Habían pedido dinero, como siempre, a la Diputación Provincial, pero esta no la había garantizado, por lo que se ha decidido evitar la incertidumbre de saber quién correrá con los gastos.
La explicación que la institución provincial ha dado a la prensa parece bastante ambigua. Que están planteando articular una convocatoria específica para la subvención a ferias de ganado y que de momento no se ha publicado. Lo que viene a ser el “vuelva usted mañana” de Larra.
No tiene defensa ninguna. A quienes piensen que el Ayuntamiento ha sido demasiado escéptico y debía haber confiado en los planes de la Diputación, que tenía que haber convocado el acto y después solicitar la subvención, les recuerdo que en 2013 tampoco hubo ayuda para este evento. El año pasado la feria se celebró sin subvención de la Diputación, y los gastos fueron sufragados por el Consistorio, los vecinos y los propios ganaderos participantes. La explicación fue entonces que la partida destinada a la Feria se había gastado en ayudas a los ganaderos que habían sufrido ataques de lobos.
No puedo entender los motivos reales de esta cerrazón, ya que ni los de este año si los del año pasado me convencen. Ya sé que en este pueblo gobierna el PSOE. Ya sé que este vecindario, y su alcalde en concreto, ha levantado la voz más que otros contra el cierre de las urgencias de su centro de salud. Sé también, es evidente, que su página web está presidida con imágenes de pancartas de oposición a los recortes. Y no olvido lo que pasó este invierno, cuando se produjo la contaminación en el agua potable, y el Ayuntamiento se enfrentó a la Junta y la Diputación. Pero entonces, a pesar del posicionamiento en aquella polémica, la institución al menos suministró agua a los vecinos con camiones cisterna. Y finalmente, no sin mucha batalla por medio, se avino a sufragar el cambio de cañerías.
Pero sigo sin entender por qué este castigo a una tradición de tres décadas, que siempre se anunciaba con unos días de antelación en una rueda de prensa en el propio palacio de la plaza de Moreno. No entiendo la negativa del año pasado, que sí saltó a los medios, ni la de este. Y me duele especialmente cuando llueve sobre mojado, pues solo hace unos días que me volvió a sorprender y a indignar, a partes iguales, saber que la Diputación tampoco colabora con la fiesta de la Caballada de Atienza, según explicó en este mismo blog el escritor e historiador Tomás Gismera.
Tampoco sé por qué el Ayuntamiento ha decidido no hacer ruido con el tema. Por qué se ha limitado a publicar la suspensión en su página web sin avisar a los medios de comunicación. No sé si este alcalde beligerante se ha cansado de luchar o si la decisión ha sido más que discutida en el pueblo. Y ambas cosas me producen una tremenda tristeza.
Conozco la Feria de ganado de Hiendelaencina, y también la de Cantalojas. Como para cualquier turista, para mí las diferencias se limitaban a que una se celebraba en verano y otra en invierno; y que la primera se centraba en ganado ovino y caprino, y la segunda en vacuno. Ambas se desarrollaban en la Sierra Norte, con un sentido más folclórico y festivo que el importante negocio que representaban antaño, y siempre acompañadas de dulzainas, buena comida y fraternidad. La de Hiendelaencina podía presumir de ser más antigua, apenas una edición más, y la de Cantalojas tenía el orgullo de estar declarada de Interés Turístico Provincial. Pero alguna diferencia más debe haber para que la institución provincial siga apoyando la celebración de Cantalojas y deje morir de inanición a la de Las Minas.
La última vez que estuve en la Feria de Hiendelaencina, en 2012, disfruté de una jornada de primavera al sol, de una buena comida, y de algunos espectáculos muy poco frecuentes, como el esquileo de las ovejas. Los niños que me acompañaban andaban sorprendidos con la presencia de los rebaños y disfrutaron recogiendo piedras brillantes por el campo que aún guardan en casa como un particular tesoro. Poco más le pueden pedir unos forasteros urbanitas a una fiesta como esta, que el reencuentro con las tradiciones y una especie de comunión con el mundo rural que frecuentemente olvidamos.
En aquella ocasión, también andaba por allí la presidenta de la Diputación, Ana Guarinos, bendiciendo con su presencia y la de su séquito el evento. Recupero un par de párrafos de la nota que la Diputación emitió en aquel momento. Dice que Guarinos agradeció el cariño y recibimiento del alcalde del municipio, Mariano Escribano, al tiempo que trasladó todo el apoyo y la colaboración de la institución provincial para mantener la continuidad de la Feria del Ganado. «Desde la Diputación de Guadalajara vamos a seguir apoyando y colaborando con este tipo de eventos que ponen su importante granito de arena en el mantenimiento del medio rural», manifestó la presidenta de la Diputación, añadiendo que «en los últimos años, en el medio rural no se ha vivido, se ha sobrevivido, y por eso tenemos que seguir trabajando para que la despoblación nos afecte lo menos posible. Para ello, las puertas de la Diputación están abiertas para todo aquello encaminado a mejorar un pilar fundamental como es el sector ganadero».
Poco ha cambiado en la ganadería desde entonces, y si ha cambiado, no será a mejor. El resto son milongas.