Miércoles, 22 de diciembre de 2021. Dos días para Nochebuena. Tres días para Navidad. La curva de los casos Covid subiendo vertiginosamente en vertical. Miles de españoles confinados en casa porque han dado positivo o por contacto estrecho con contagiado. Los test de antígenos agotados en las farmacias. Aburridas esperas en los centros de salud para ser atendido porque no cogen el teléfono. Largas colas para hacerse una PCR y mucha paciencia para saber el resultado. Los días previos a las fiestas navideñas siempre han sido de locos, ocupadísimos en comprar regalos, preparar el menú, y aperitivos, comidas y cenas con amigos y compañeros de trabajo. Incluir en la ecuación la sexta ola de la Sars-Cov-2, a su prima, la imparable Ómicron, y a la madre que las parió, ha generado un pedazo de caos importante no solo a nivel sanitario sino también en las empresas y en las familias. El Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, convocaba una reunión de emergencia con los presidentes autonómicos para, eso esperábamos, poner solución a esta crisis. El resultado ha sido el mismo que el de la Lotería por la mañana, todos pendientes de la tele y al final, nos ha dejado igual. Igual de mal.
Evidentemente hay ruido, basura, molestias, atascos y algunos otros inconvenientes. Pero esta Navidad Guadalajara tiene otra luz, tiene gente en la calle y tiene vida. Con todas las cautelas que exige el repunte de casos de esta pandemia que parece que nunca va a acabar, hay que reconocer que hay otra alegría en la ciudad. Vaya por delante toda nuestra solidaridad con aquellas vecinas y vecinos que en estos días ven alterada su vida en la zona más próxima a sus domicilios. Pero bien es cierto que lo de poner sordina a la fiesta, llevarla a los extrarradios para reducir molestias y quitarle ruido, luz y alegría no parece haber dado buenos resultados.
Reinventar y renovarse es una manera de avanzar y superar dificultades. La situación que nos ha tocado vivir en estos últimos casi dos años ha demostrado la importancia de reinventarse. El teletrabajo, los bares ocupando la calle, todo tipo de restaurantes sirviendo a domicilio y la posibilidad de comprar cualquier cosa online, forman parte de esta nueva realidad. En la familia, en las rutinas y en las costumbres también ha habido muchos cambios. La pasada Navidad, por ejemplo, obligados a limitar los comensales, tuvimos que reinventar las cenas y las reuniones. Se mandaron besos y abrazos desde una pantalla y algunos regalos de Reyes llegaron por bizum.
Mientras en Guadalajara aún seguimos preguntándonos qué pinta una playa artificial en medio de la Meseta castellana a orillas del escuálido río Henares, apenas unos kilómetros más allá ya andan poniéndose las chanclas y el bañador porque el mes que viene parece que por fin abrirá sus puertas el centro comercial más grande de toda la Comunidad de Madrid. Con 120 locales de compras y restauración, tiene como gran atractivo de ocio los dos enormes lagos que coronan una playa artificial única en el mundo. Así lo promociona la Compañía Phalsbourg, encargada del proyecto. ¿De verdad que la ribera del Henares es el mejor sitio para tanta playa artificial?
Se celebró el Sorteo de la Lotería de Navidad y la provincia de Guadalajara lo vio pasar de largo un año más, sin recibir ningún premio importante. Los aficionados a las crónicas habían sacado a relucir que hace 50 años tocó el gordo en la Administración número 1 de la Calle Mayor, y fue entonces muy celebrado por estar muy repartido. Era una excelente ocasión para que se repitiera la suerte, pero no ha ocurrido. Que toque la lotería es muy raro, aún así, nos dejamos llevar por la ilusión al meter el décimo en la cartera … La frase recurrente por excelencia cuando no toca es: ‘No pasa nada, lo importante es tener salud’. Este año al pronunciarlo se nos ponen los pelos como escarpias. Son tiempos en que la salud vale mucho más que nunca.
Aglomeración durante una edición pasada de los vermús navideños de Guadalajara. // Foto: El Heraldo del Henares
Por Juan PalomequeTorres.
Con unas previsiones poco halagüeñas de cara a las Navidades y una tendencia general hacia un posible endurecimiento de las restricciones en España y en Europa, esta semana hemos conocido que el alcalde de Guadalajara Alberto Rojo ha anunciado que los vermús multitudinarios de nochevieja y nochebuena este año van a pasar a mejor vida. El anuncio lo que parece que viene a indicar es que, aun con todo, después de nueve meses de pandemia, todavía hay gente con ganas de jugársela con el coronavirus.
El 2020 tiene ya su lugar en la historia, de eso no tenemos ninguna duda. Todo aquello que nos parecía normal ha dejado de serlo. Ha cambiado nuestra imagen, hemos tenido que reinventar las rutinas diarias y extremar la higiene por salud. Van pasando los meses y algunos eventos que se organizaban todos los años, o se han cancelado por impensables o han tenido que ser muy diferentes. Algo así ha ocurrido con la Campaña Navideña de solidaridad organizada tradicionalmente por el Colegio Salesiano de Guadalajara junto con Cáritas de la Parroquia María Auxiliadora y el Centro Juvenil Don Bosco. Tenía que hacerse y le han dado una vuelta, para cumplir con todas las medidas necesarias. Este fin de semana, del 17 al 19 de diciembre, un amplio grupo de jóvenes estarán, a pie de calle, recogiendo alimentos para las familias necesitadas. Por desgracia este año, son muchas más.
El Ayuntamiento de Guadalajara se ha gastado 225.000 euros en las luces de Navidad del 2020. La inversión nos ha colocado, según un ranking publicado en un programa de La Sexta, en el noveno puesto de las ciudades que más gastan en España en luces de Navidad. Ni más ni menos que por delante de Vigo. Ahí queda el dato. Sin embargo, debemos ser de los últimos, podría decirse del planeta, en disfrutarlo. Parece que el Ayuntamiento ha decidido que se monte la decoración de manera paulatina, y a día de hoy, aún no conocemos todas las calles que serán iluminadas. Mientras que en algunas zonas de Guadalajara ya es Navidad, el resto de la ciudad espera impaciente y hasta mosqueada, a ver si le toca la alegría de la bombilla o la oscuridad del olvido.
Es complicado para el ciudadano de a pie hacerse una idea de cómo debe actuar de cara a la Navidad para evitar los contagios y doblar esa curva que tanto cuesta retorcer. Los mensajes que llegan son tan contradictorios que resulta imposible cumplir con todas las recomendaciones sin caer en la contradicción. Tras las últimas imágenes de aglomeraciones registradas en el centro de grandes ciudades a consecuencia de la coincidencia de varios días festivos con el encendido de los alumbrados navideños y las compras de la Navidad, la secretaria de Estado de Sanidad, Silvia Calzón, recomendaba “evitar las aglomeraciones” en las calles para evitar un empeoramiento de la situación de la pandemia por Covid-19.
Decoración navideña de una de las calles de la ciudad de Guadalajara.
A pesar de seguir vigentes las medidas de limitación de la movilidad y de restricciones horarias de confinamiento, el Ayuntamiento de Guadalajara se ha volcado este año con las fiestas navideñas, llevando a cabo un esfuerzo “especial” en la inversión de más de 225.000 euros para adornar la ciudad y motivar a la población para que salga a la calle y se anime a comprar. Más de un millón de luces led distribuidas por toda la capital en farolas, arcos lumínicos, rotondas y árboles decorativos tienen el propósito de alentar a la población durante estas fechas y evitar que caigan en el hastío en el que está sumida a consecuencia de la pandemia. Se convertía así en la novena ciudad con mayor gasto en esta partida por habitante de todo el territorio nacional.
Guadalajara es la novena ciudad que más gasta en luces navideñas por habitante de España, según La Sexta. / Foto: Guadaqué.
Suprimidos los actos más multitudinarios como los vermús de Nochebuena y Nochevieja o la Cabalgata de Reyes, las grandes concentraciones públicas este año se centrarán en torno a los mercadillos navideños y de artesanía, realzados en su ambientación para atraer al público. Apelar a que la ciudadanía cumpla con las normas sanitarias es la gran baza en la que el gobierno municipal ha puesto su empeño para que no se produzcan situaciones rocambolescas. Y esa confianza es un arma de doble filo difícil de manejar en los momentos más álgidos de las celebraciones.
La situación en la que se ha visto inmerso la mayor parte del pequeño comercio y la hostelería local ha hecho que organizaciones empresariales como Ceoe Cepyme hayan manifestado públicamente su apoyo a esa “apuesta por las luces” navideñas como impulso para ambos sectores de tal forma que su máximo representante, Javier Arriola, apuntaba que es “un dinero muy bien invertido” como medida para incentivar el consumo.
Sin embargo, las voces discordantes a tan desmesurado gasto también se han escuchado, llegando desde la oposición de la mano del concejal del Partido Popular, Armengol Engonga, quien lo consideraba “excesivo” e “inapropiado” y proponía cheques regalos como alternativa para promover las compras en los comercios de la ciudad. La idea se intuía insuficiente para un sector que durante todo este año ha visto mermados sus ingresos de manera muy considerable.
No obstante, el controvertido incremento en el alumbrado navideño deja sobre el tapete dos consideraciones importantes. Por un lado, reduce el margen de justificación del Consistorio en el auxilio económico a otros colectivos cuya actividad también se ha visto dificultada por la propagación del virus. O lo que es lo mismo, si hay dinero a espuertas para luces navideñas, también ha de haberlo para otras necesidades apremiantes cuyas partidas siguen siendo demasiado limitadas. Y la excusa de que se redujeron con la administración anterior ya no vale.
Por otro lado, la cuestión de fondo es si de cara a las fechas navideñas se vuelve a primar el consumo frente a la salud de igual forma que durante el verano se priorizó el turismo. ¿Es coherente en plena segunda ola de pandemia animar a la población a salir de sus círculos para comprar y responsabilizarla después de las consecuencias? Cuando la vacunación está tan cerca, las únicas luces que hacen falta son las de la esperanza que, si valen además para iluminar la Navidad, bienvenidas sean.
¿Conocen el juego de las sillas? Es muy sencillo: alguien pone música (cuanto más desquiciante, tanto mejor) mientras un grupo de personas gira alrededor de un conjunto de sillas. Cuando al director de orquesta le parece, apaga la música, y éstas tienen que buscar asiento. La gracia del divertimento reside en que todas, excepto una, podrán hallarlo. Si no han participado nunca y para ustedes escribo en chino, a lo mejor es hora de que ensayen. Porque me da que en Navidades atípicas y “coronavirusosas” es posible que aparquemos el tradicional bingo casero y que ni el juguete estrella encuentre butaca.