
Por Patricia Biosca
Como manda la costumbre, cada cierto tiempo, el presidente de la Junta (aunque esto pasa aquí, en Castilla-La Mancha, y en la China Popular, sin variación) sale de la capital de su reino regional para darse un garbeo por las tierras provincianas colindantes. Este fenómeno de “tourné política” se repite sin periodicidad precisa -si bien se suele dar con más intensidad en momentos cercanos a los electorales-, pero con la certeza de que volverá a ocurrir, incluso aunque no queramos. Como la erupción de un volcán, un terremoto, la gota fría o los chistes de Matías Prats. Es algo inevitable. En este “pirulo”, se suele aprovechar para anunciar compromisos, dar buenas nuevas que pongan una sonrisa y esperanza en el rostro del cansado pueblo, una gota de ilusión y novedad. Sin embargo, esta semana estoy experimentando un dejavu. Un fallo en Matrix. Un día de la marmota. Page ha estado de nuevo aquí, sí. Pero hablando del Hospital de Guadalajara, del Campus alcarreño de la UAH, del Parador de Molina. ¿Les suena a “breaking news”? ¿Estamos en 2020 o a principios de los 2000? Indíquenme, porque estoy a punto de sacar mis calentadores fucsias…
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