Por David Sierra
Fue un alivio descomunal. Decenas y decenas de personas invadieron el espacio público haciendo uso de su derecho a ocuparlo, a disfrutarlo. A tener esa preferencia que nunca debieron perder. El 2 de mayo, el Gobierno de España levantaba la mano para permitir algunos paseos al aire libre tras más de cincuenta días en el más estricto confinamiento con el propósito de frenar la pandemia vírica que se ha cebado con más de 25.000 almas. A pesar de que la población de todos los municipios del país ha cumplido de manera estricta, en líneas generales, con las normas impuestas durante el Estado de Alarma, era de esperar que un momento tan ansiado como éste fuera tomado como la recuperación de esa libertad, rebanada en beneficio de la salud pública.