Ana G. Hernández

Imagen del partido de la primera vuelta entre el Depor y el Real Unión de Irún. // Foto: Mariano Viejo (Luis Polo).
Cuando David Vidal desembarcó en Guadalajara debo de decir que, en un primer momento, me mostré reticente cuanto menos. No me fiaba del entrenador mediático por el que había apostado Retuerta después de dos intentos fallidos como fueron el cordobés Manolo Cano y el burgalés Félix Arnáiz Lucas. Sin embargo, mi opinión cambió radicalmente después de asistir al primer partido de la “Era Vidal”. Ese 4-1 que el Depor endosó al Rayo Majadahonda hace ya casi un mes, doblegó mis barreras hacia el popular preparador gallego. El Depor de Vidal se iba a salvar “con la gorra” o eso pensaba durante ese encuentro del Escartín. Tres semanas después y en descenso, me vuelven a la cabeza las palabras de Juanjo Ortega, ahora redactor de La Tribuna: “Lucas también empezó bien y mira. No me fío”.
La prudencia de un Ortega que, en ese momento, no se dejó llevar por la corriente de positivismo que envolvía al deportivismo tenía sus fundamentos y no solo porque Cano o Arnáiz Lucas hubieran fracasado antes que él. Supongo que Ortega, en su fuero interno, tenía presente la nefasta pretemporada, los vaivenes en los que ha estado sumergido el club durante todo el año, la situación interna de la plantilla y que un volantazo a última hora para cambiar de rumbo, no sirve de nada si el camino elegido era el equivocado. Y claro, si a todo eso le sumamos que el calendario fue caprichoso y que en las últimas jornadas el Depor tendría que enfrentarse al tramo más exigente, los fundamentos por los que el equipo de Retuerta está ahora en descenso no se le escapan a nadie.
Y es que, el contundente 3-0 de este domingo en Irún ha dolido. Y más teniendo en cuenta que Riki se ha lesionado. Aunque, por otra parte, tampoco es de extrañar que le haya sucedido a él después de una temporada en la que pasó, por desgracia para todos, más tiempo en la enfermería que en el rectángulo de juego. En cualquier caso, la lesión del delantero llega en el peor momento: a falta de cuatro jornadas para la conclusión del campeonato y con el Depor jugándose su continuidad en la categoría de bronce del fútbol español. Cuatro partidos en los que el equipo morado necesita asegurarse tres victorias para respirar tranquilo. El Amorebieta y el Arenas de Getxo en casa, y el Sestao River y el Toledo a domicilio son las opciones para puntuar.
Adiós a dos leyendas

Último partido del BM Aragón disputado en Guadalajara. // Foto: BM Guadalajara (Nacho Izquierdo).
El BM Aragón desaparece y en mi retina aún visualizo su último partido. Un último partido no solo de la entidad maña, también de su entrenador y buque insignia sobre la cancha Demetrio Lozano. Dos leyendas que durante décadas han dado espectáculo y emoción a la Liga Asobal. Dos mitos que disputaron sus últimos minutos de balonmano en el Polideportivo Municipal David Santamaría de Guadalajara.
Y es que, aunque nuestros gobernantes digan que lo peor ha pasado, los efectos de la devastadora crisis de hace unos años aún se notan en el deporte y más concretamente en un deporte como el balonmano en donde muchos equipos perdieron sus patrocinios y en donde muchos grandes jugadores de la Selección se han tenido que buscar las habichuelas en otros lares. La perdida de nivel e igualdad en la competición doméstica son las dos consecuencias más visibles del momento que padece este deporte. Eso por no mencionar que por primera vez en 40 años se la Selección se ha quedado fuera de los Juegos Olímpicos más por razones extradeportivas que deportivas. Pero ese es otro tema… Hoy el tema es que Zaragoza llora por su equipo.