
Me resisto a la nueva normalidad. A mí no me parece normal. Pero qué hago, ¿me mantengo en la cueva y espero a salir solo cuando lo que se está llamando normalidad se corresponda con la mía? Después de todo, mi normalidad era la de todo el mundo hasta hace solamente dos meses ¡dos meses! Nada más y nada menos (…) Seguid sin mí, que yo me quedo aquí, en la cueva de Segismundo, esperando hasta que la palabra viva sea viva de nuevo. No tengo prisa, bueno, sí tengo (muchísima), pero me la aguanto y disimulo como si no la tuviera. No sé hasta cuándo… Estrella Ortíz. Escritora. Foto: Sport.es
Por Gloria Magro.
Abro el cajón y miro las cacerolas apiladas, relucientes a base de tanto frotarlas con el estropajo nanas, y pienso en qué me impulsaría a mí estos días a salir a la calle para aporrear un cazo envuelta en una bandera como toda defensa ante un virus letal. La respuesta tiene sus capas, sus fondos y sus superficies, brillantes y bruñidas también de tanto frotar estos días el pensamiento cuando no tenemos otra cosa en que emplearnos en este domingo infinito en el que el COVID nos ha instalado. Sigue leyendo