
Ascensión Mendieta supervisa en primera línea los trabajos de exhumación del cuerpo de su padre. // Foto: Twitter SER Guadalajara
«Y sentarnos todos: / los despiezados, los perdidos, los que consumen cera a la izquierda, / los sepultados sin sepultura, los que fueron ceniza, denso vacío, / los que dijeron la palabra y los que callaron y tuvieron miedo, / los avergonzados, los postergados por el amor, los heridos por el deseo, / los que esperan sin saberlo y los que saben y ya no esperan, / los que fueron luz o sonrisa, los que dejaron algo, los que apenas fueron.» («Esta extraña fidelidad tan perruna y nuestra», Antonio Crespo Massieu)
Por Borja Montero
Guadalajara está siendo estos días escenario de lo que debería ser un ejemplo de madurez democrática. El inicio de las labores de exhumación e identificación de los restos mortales de Timoteo Mendieta Alcalá no debería ser noticia, sino simplemente el último trámite que una familia tiene que atravesar para poder recuperar el cuerpo de su pariente represaliado. Sin embargo, el revuelo mediático que ha supuesto este caso, así como la peripecia necesaria para llegar a su resolución, indican que, lejos de que la España constitucional haya llegado a su mayoría de edad (habiendo cumplido ya los 40 años, recuerden), la verdadera reconciliación nacional, la que consiga igualar finalmente el status de los participantes en la Guerra Civil, la que quite honores a unos y, sobre todo, condenas y penas a otros, se antoja imposible de conseguir. Sigue leyendo →