Sigüenza parece estar despertando del letargo en el que llevaba años sumida, cual doncel. El primer destino turístico de la provincia y uno de los más importantes de la región está realizando una apuesta importante por la calidad en su oferta gastronómica, cultural y hostelera. La mayor implicación del Parador Nacional de Turismo, los dos restaurantes con Estrella Michelín, el impulso del Tren Medieval e iniciativas institucionales como Atémpora están logrando que esta localidad con un conjunto histórico espectacular, ubicada en un entorno natural privilegiado, atraiga a turistas, emprendedores y personas deseosas de vivir su oferta de experiencias. La participación de la localidad en el concurso que Ferrero Rocher realiza cada Navidad para instalar una iluminación especial en un municipio está siendo la guinda para este pastel.
Considero que las próximas Ferias y Fiestas de Guadalajara, las del reencuentro, las del retorno, las del abrazo, las del disfrutar tres años en uno, deben ser pregonadas por la atleta Fátima Diame. Su intervención en el programa La Resistencia, de David Broncano, ha sido la mejor campaña de promoción de nuestra ciudad. Y no por sus palabras, precisamente, que fueron, cuanto menos, inoportunas y algo desagradecidas con el territorio en el que ahora reside, sino por la explosión de orgullo patrio que ha generado entre los guadalajareños que, en general, nos pasamos la vida diciendo lo que ella se atrevió a verbalizar delante de la cámara. Pero es que eso es «muy de Guadalajara». Nosotros, los GTV (Guadalajara de Toda la Vida), medio GTV, casi GTV o súper GTV, nos quejamos y nos quejamos de las carencias que tiene nuestra ciudad en un acto casi innato. Pero cosa bien distinta es que los forasteros o forasteras vengan a hablar mal de lo nuestro, de lo que sólo a nosotros nos está permitido criticar.
Imágenes que ilustran el reportaje «Guadalajara, destino gastronómico para celebrar la llegada del otoño» en la sección Viajes de hola.com.
A una hora de Madrid… Es el mejor reclamo turístico que tenemos en Guadalajara y que hasta ahora no hemos logrado superar. Más que nada porque lo funciona, para qué cambiarlo. El mercado madrileño de personas ávidas de experiencias es tan inmenso que resultaría absurdo dirigir los esfuerzos en otra dirección que no fuera la Comunidad de Madrid. Nuestra cercanía al gran centro económico del país siempre nos ha generado ventajas y desventajas en igual medida. En este caso es nuestro valor en positivo por excelencia.
No es la Semana Santa soñada, pero si pensamos en la que tuvimos hace un año, la actual nos puede parecer idílica. Hacer torrijas con un tutorial de Youtube fue el año pasado lo único con lo que pudimos celebrar la época de Pascua. Así que este año tenemos muchas cosas que celebrar. Celebremos la vida, el buen tiempo, los atardeceres y las vacunas que están llegando. Y ya que nos ponemos, hagámoslo con generosidad.
No podemos ir a la playa, a recorrer un país europeo en tres días ni a esquiar. Y aunque ver a los turistas franceses disfrutando de Madrid como nosotros no podemos hacer nos abre las carnes, hay motivos para disfrutar de este cierre perimetral regional que nos proporciona el placer de descubrir que, a veces, nos vamos muy lejos a buscar lo que tenemos muy cerca.
El turisteo por la provincia es tan ideal como el que nos obliga a pegarnos palizas de seis horas de coche con parada en Área de Servicio cutre. El Alto Tajo, el Barranco del Dulce y la Arquitectura Negra están espléndidos, en ese momento del año en el que todo brota. Las lluvias y la nieve del invierno han ido escurriendo poco a poco entre la tierra, generando ahora un espectáculo de colores y aromas inigualable.
Pero además de la vista y el olfato, esta primera Semana Santa de la era pandémica precisa de nuestra generosidad en el gasto. Gastemos con alegría. Cuando vayamos al pueblo, cuando visitemos la provincia, hagámoslo sin tacañería. No esperemos a que nos dejen ir a los centros comerciales de Madrid para gastar lo que tan bien le vendrá a nuestros hosteleros, comerciantes y restauradores en estos días.
Resulta irónico que prefiramos gastar en gasolina para irnos lejos a hacer la compra. No hombre, no. Compremos en los supermercados de los pueblos, echemos gasolina en las áreas de servicio del medio más rural, aunque sea más caro, y compremos todo lo que necesitemos en estos días en las tiendas de los pueblos. Si hay que salir, salgamos, con precaución, pero salgamos, a comer, a cenar, a tomar café, a merendar… Y cuando nos traigan la cuenta seamos sensatos a la hora de hacer comparaciones. En el tique que nos dan en el pequeño autoservicio de pueblo están incluidas muchas cosas que no tienen precio. No podemos pretender que los pueblos sigan siendo generadores de vida a coste cero. No sirve lamentarnos de que los pueblos se mueren y llegar con el coche lleno de todo lo que necesitamos cada vez que los visitamos. No sirve decir que nos encanta el senderismo de bocata y a la vez sentir que solo encontramos pueblos fantasmas en pleno invierno.
La vida urbana nos ha llevado a adquirir extraños hábitos que ya ni nos replanteamos. Pedimos cena barata a domicilio y obligamos a alguien a cruzarse la ciudad en bici, coche o moto para buscar nuestra cena y llevárnosla al otro punto de la ciudad. Damos por buenos este tipo de empleos precarios, fomentamos el empobrecimiento de los trabajadores y cuando vamos a un pueblo nos parece caro que nos pidan dos euros por un refresco y probablemente exijamos tapa, que el aseo tenga jabón de manos y que les den vasos de agua fresquita a los niños.
Estamos a tiempo, pero si nos aplicamos esa frase tan nuestra que desde pequeños nos han repetido; “no te estés”. Pues eso, no nos estemos a tonterías, seamos justos con nuestra tierra. Contratemos una visita guiada en Sigüenza o Guadalajara, igual que hacemos cuando vamos a Toledo, compremos regalos para los amigos, aunque nos parezcan caros y si hay que quedarse a dormir en Brihuega, mejor que mejor. Que, aunque esté cerca de casa, siempre es agradable despertarse en un sitio nuevo, con sonidos diferentes y aromas especiales.
Los pueblos se mueren, pero no lo hacen solos. Lo hacen con nuestra ayuda, nuestra indiferencia y nuestra distinta vara de medir. Pagamos 3 euros para que Amazon nos traiga a casa un boli que vale 4. Esperamos un mes para que nos lleguen de China unas zapatillas. Nos comemos la cena fría después de que haya hecho un absurdo viaje en moto. Pero cuando vamos al pueblo, pensamos que todo es caro, imperfecto y falto de sofisticación.
De verdad, celebremos que este año vivimos la Semana Santa en la calle, no como hace un año que estábamos encerrados. Con todas las precauciones, pero con todas las emociones que precisa una situación como esta. Hagan gasto, señoras y señores, que la tierra nos necesita. Compren, coman, beban, pernocten, alquilen, contraten… Porque tenemos motivos para celebrar y queremos seguir haciéndolo. ¡Feliz Semana Santa!
Cuesta recordar desde cuándo no podemos salir de la Comunidad Autónoma. Dicho en términos actuales, desde cuándo estamos confinados perimetralmente. Parece una eternidad. Después de la suelta veraniega, hablamos del año pasado, sobrevino un aumento escandaloso de casos de coronavirus, ya saben, la segunda ola, así que a finales de octubre nos echaron el cierre. Decía García Page que para controlar el índice y para salvar la Navidad. Salvamos el turrón, las uvas y los Reyes y, a cambio, volvimos a meternos en casa y no solo por Filomena y sus cincuenta centímetros de nieve. A mediados de enero estábamos otra vez confinados, esta vez por municipios. Tercera ola. Veinte días más tarde, siempre dependiendo del índice, nos pudimos mover, pero dentro del perímetro de la región. Y así seguimos. Y seguiremos. Olvídense de su tradicional viaje de esquí o de las ganas de meter los pies en el mar, de pasear por Madrid o de aquel viaje soñado, no habrá escapada ni por san José ni por Semana Santa. Si hubiéramos nacido en Francia o en Alemania…
Se avecinan tiempos muy complicados para el turismo. Hemos sido los primeros en parar y seremos de los últimos en arrancar. Ante todo quiero decir que lo más importante es la salud porque sin ella no hay nada y que si para conseguir erradicar o al menos controlar al Covid-19 es necesario parar o frenar, pues adelante, porque así evitaremos una recaída que se lleve por delante a más vidas. Sigue leyendo →
Imagen de la sección de turismo de la web del Ayuntamiento de Guadalajara. // Foto: guadalajara.es
Por Álvaro Nuño.
Sábado, 11 de abril. Esa es la nueva fecha que nos ha puesto en el horizonte el Gobierno -con el consentimiento del Congreso de los Diputados- para que volvamos a poder pisar la calle. Esto son quince días más que los que en un principio nos dijeron -el primer plazo terminada el próximo domingo 29, pero ya entonces hasta los más optimistas sabían que este dichoso coronavirus no iba a ser cosa de una gripe fuerte pero pasajera- y que tendríamos que irnos a una reclusión más larga, como finalmente será.
Esta semana anunciaban los medios digitales a bombo y platillo, de parte del Ayuntamiento, que nuestra ciudad sería protagonista en Televisión Española de un merecido reportaje que iba a difundir ‘la belleza y majestuosidad de Guadalajara a nivel nacional e internacional, mostrando su sorprendente patrimonio arquitectónico.’ El reportaje, de poco más de diez minutos, una especie de largo spot publicitario, se emitió ayer miércoles por la mañana dentro del programa La aventura del saber en La2. No quiero estropearles la ilusión, pero todos sabemos que La2 sólo se ve después de comer y para dormir la siesta. Suerte que nos queda Youtube y las redes sociales para que se difunda.Sigue leyendo →
El presidente de la Diputación, al frente de la delegación en Fitur // Foto: Guadapress
Por Álvaro Nuño.
Como todos los años, la provincia de Guadalajara se afana estos días en mostrar todos sus encantos en Fitur, la Feria Internacional de Turismo que se está celebrando en el Ifema hasta el próximo domingo 26, jornada en la que además seremos los protagonistas en el stand de Castilla-La Mancha. Todas las administraciones, comenzando por la Junta de Comunidades y acabando por los municipios más «turísticos» -como Hita, Brihuega, Cifuentes, Pastrana, Molina de Aragón, Cogolludo, Atienza, Sigüenza, Torija y la propia capital-, y pasando por la Diputación, exponen los reclamos de cada lugar para intentar atraer al mayor número de visitantes. No en vano, es la mayor feria del sector del mundo a la que el año pasado acudieron más de 140.000 profesionales y 110.000 personas de público general.
Espacio de Fitur dedicado a la provincia de Guadalajara // Foto Henares al Día.
Por Álvaro Nuño.
Un día: mañana sábado, 26 de enero. Un lugar: el stand de la Feria Internacional de Turismo (Fitur); pero parece que dos Guadalajaras: una la de la Diputación Provincial y otra la de la Junta de Comunidades. Las dos dicen tratar de promocionar lo mismo, la llegada de visitantes a nuestra maravillosa provincia, pero incomprensible y cansinamente cada una emprende esta batalla por su cuenta, sin contar la una con la otra, de espaldas sin apenas mirarse ni querer siquiera rozarse. Y miren que eso es complicado en un espacio tan reducido y en tan poco tiempo. Pues bien, nuestros representantes políticos parece que lo van a volver a conseguir. «Coordinación, ¿qué es eso?» si dicen ambos disparando al contrario, claro está y como siempre, con pólvora del rey, emanada de nuestros impuestos.