Un viaje por la Semana Santa alcarreña

La Pasión Viviente de Hiendelaencina comenzó a llevarse a cabo en 1972. // Foto: www.turismocastillalamancha.es

La Pasión Viviente de Hiendelaencina comenzó a llevarse a cabo en 1972. // Foto: http://www.turismocastillalamancha.es

Por Abraham Sanz

Quizá las celebraciones de Semana Santa, dentro del folclore popular que acompaña a la provincia, no sean las que más llamen mi atención bien sea por la temática que las rodea o porque no he terminado de vivirlas con la intensidad que se merecen, puesto que lo cierto es que aprovechar este tiempo festivo para recorrer Guadalajara y aprovechar para no sólo conocer su patrimonio, sino también a sus gentes y costumbres, es más que una buena opción. La ruta es intensa y está cargada de ese aroma castellano que rezuma la provincia, pero que se ve salpicado con otros ingredientes que hace que el producto difiera de lo pensado inicialmente. Y es que la Semana Santa en la provincia no provoca una exaltación tal como la que podamos ver en las provincias del Sur; ni es tan recia ni solemne como en las principales capitales de Castilla; pero si dispone de trabajo, tesón y fervor que nos permite aportar nuestra singular visión a estos días.

Si bien existen procesiones dignas de mención, es la versión teatralizada de la pasión y muerte de Jesucristo la que más interés aglutina en aquellos lugares donde se lleva a cabo. Goza de particular espectacularidad la representación que tiene lugar en Hiendelaencina en Viernes Santo, donde además, la propia geografía del pueblo acompaña como un precioso decorado a todo el montaje de la misma que ha propiciado que ya lleve un buen puñado de años como Fiesta de Interés Turístico Regional. Quizá en un peldaño menor, pero con una implicación total de los vecinos del pueblo y logrando siempre un más que digno resultado –siempre conviviendo con las condiciones del clima- se encuentra la que tiene lugar un día antes en Fuentelencina. Una cita que es sin duda, digna de ver –como la de Las Minas- al menos una vez, puesto que son representaciones que logran emocionar y transmitir a aquel que las contempla.

Ha alcanzado el reconocimiento a nivel provincial, al igual que lo logró la que tenía lugar en Marchamalo donde, tras 20 ediciones, se puso punto final a la aventura debido a la falta de un relevo generacional que prosiguiera con esta cita. Una lástima que no se haya logrado recuperar dado que la implicación vecinal era más que notable –la participación en la representación superaba el centenar y medio de personas-; así como la afluencia de público también era digna de tenerse en cuenta. Sin embargo, esta será la tercera Semana Santa en que la localidad campiñera no disfrute de este evento que se había institucionalizado ya en el municipio y que, o se recupera pronto o terminará por perderse.

Es esta representación del tramo final de la vida de Jesucristo el que más ha inspirado a los fieles alcarreños para revivir estos días, pero en otras localidades le han dotado de su particular impronta a la recreación de su pasión. Así por ejemplo, en Trillo, la misma toma como base el hilo conductor del Via Crucis –las 15 estaciones por las que pasa Jesús antes de morir- ganando año a año –y ya superan las 20 ediciones- en emoción y fuerza. Mientras que en Albalate de Zorita, se transformó la habitual representación de la pasión, por la recreación de la misma a través de cuadros estáticos que permiten a quien los contempla viajar por las escenas más importantes de la pasión de Cristo, ambientadas con un realismo enormemente cuidadoso con los detalles.

No obstante, viajar en Semana Santa por la provincia también nos permite descubrir añejas costumbres de diferentes Cofradías que permiten descubrir rincones de nuestra cultura que quizá desconocíamos. Es el caso de los ‘Soldados de Cristo’ en Budia donde su presencia escoltando tanto al sacerdote como cargando el santo sepulcro, ataviados con su particular uniforme, es una tradición cuyo legado sigue perdurando en el tiempo. Lo mismo ocurre con la procesión de los ‘armaos’ en Sigüenza que desarrolla la Cofradía de la Vera Cruz y el Santo Sepulcro, donde los ‘armaos’ procesionan con un peculiar atuendo que decidieron tomar para esta cita en el siglo XVIII y que hasta hoy se sigue manteniendo, convirtiéndose su procesión de Viernes Santo –donde aparecen tanto en la cita matinal y vespertina- en uno de los momentos cumbre de la festividad seguntina.

No obstante, de procesiones tampoco vamos mal servidos y todas las que tienen lugar en la capital gozan del título de Interés Turístico provincial, contando con especial importancia aquella en la que los cófrades han de salir de rodillas del templo de Santiago para poder sacar el paso a la calle o el recogimiento que se vive a lo largo de la procesión de viernes Santo. Además, una de las últimas fiestas que logró el rango de Interés provincial, fue otra procesión como es la del Encuentro en la localidad alcarreña de Pareja el Domingo de Resurrección.

Visto lo visto, es este periodo festivo una buena oportunidad para perderse por la provincia y disfrutar de la cultura popular de estos pueblos, descubrir nuevas costumbres y continuar deleitándose con su gastronomía.

 

 

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