Hace medio siglo, el escritor y bioquímico de origen ruso Isaac Asimov aventuraba en un artículo para el New York Times cómo sería el mundo en 2014. Haciendo un ejercicio de ciencia ficción, imaginó que los robots existirían aunque no serían ni comunes ni muy buenos; que existirían los teléfonos inteligentes, que una nave no tripulada llegaría a Marte o que la enfermedad del aburrimiento se extendería cada año, con consecuencias mentales, emocionales y sociológicas.
La ciencia ficción no es un una buena herramienta para pronosticar, coincido con el escritor y editor Miquel Barceló: imagina muchos futuros y, por tanto, es difícil que se cumplan. La firma del convenio de esta semana entre el consejero de Educación, Marcial Marín y el rector de la Universidad de Alcalá, Fernando Galván, ha precipitado algunos de estos vaticinios sobre «Guadalajara ciudad universitaria» muy al estilo de las novelas de Asimov.
La presidenta Cospedal ha dicho que el futuro campus será «un espacio vital en el centro histórico de la ciudad», que va a ayudar a revitalizar y dinamizar esta zona, además de aportar más riqueza y juventud. Se trata de recuperar el «espíritu de ciudad universitaria».
La ampliación de la presencia universitaria en Guadalajara siempre ha despertado este tipo de proyecciones futuristas. Era, cuando menos presuntuoso, el proyecto que defendió el PSOE en la Junta para el campus en el polígono del Ruiseñor, en una extensión mucho más amplia y con un Parque Científico y Tecnológico. Un proyecto que fue anunciado en grandes presentaciones, que ahora ha sido descartado por Toledo y del que apenas ha quedado una pequeña parte de su ala científica: un centro silencioso y desconocido prácticamente, el Guadalab, que en noviembre presentaba una Semana de la Ciencia con el fin de acercarlo a los vecinos y ‘humanizarlo’.
Particularmente me convence más el nuevo proyecto, con el aprovechamiento de los edificios que ya hay construidos en las Cristinas, al lado de las dependencias actuales de la UAH. Pero eso no significa, como defiende la presidenta Cospedal, que el centro así será más dinámico y que la ciudad recuperará su espíritu universitario porque dudo que alguna vez lo tuviera. Es obvio que habrá más jóvenes y que consumirán en los establecimientos del centro, pero eso no basta para convertir a Guadalajara en una «gran ciudad universitaria», según sus palabras. Eso es otro ejercicio de ciencia ficción.
Cuesta imaginar a Guadalajara convertida en Alcalá, Salamanca o Santiago de Compostela. Para dinamizar el centro, no sólo hacen falta campus, sanear tuberías y ensanchar aceras, aunque sea un primer paso. Hacen falta también casas de cultura, cines, teatros, una buena oferta cultural que ya no existe, salvo ciertas excepciones, porque atraería negocios y también vecinos. La cultura siempre da más de lo que recibe, es un universo por explotar. Público hay y necesidades de ocio, cada vez más.
Más pronto que tarde, conoceremos el proyecto de ese nuevo Campus, una vez que se cierre el trato con Defensa, propietaria de los terrenos donde se pretende levantar la ampliación. El traspaso podría venir a mediados de año, cuando dicen que empezaremos a recuperarnos de este vatacazo impresionante que llaman crisis económica. Todo estará preparado entonces para que el proyecto se lance y coja impulso en 2015. ¿Estoy también yo haciendo ciencia ficción? Más que imaginarme futuros, como Asimov, simplemente soy realista: el proyecto no saldrá porque estemos saliendo de la crisis, sino porque en mayo de ese año hay elecciones.
* Elena Clemente (Madrid, 1973) es periodista, con posgrado en Producción, Redacción y Locución Radiofónica. Desde que se licenció en la Complutense, ha trabajado en diferentes emisoras locales de Madrid, en el diario El Mundo y en Guadalajara desde 2002, entonces en el bisemanario Guadalajara Dos Mil, donde fue redactora de Suplementos y de Cultura hasta 2008. Tras su paso por Oviedo, regresa a Guadalajara para trabajar en El Dia. Con su cierre, en julio de 2012, impulsa con dos compañeros el digital cultural http://www.culturaenguada.es, que coordina y que edita trimestralmente una edición en papel. Formó parte del equipo de El Hexágono desde su inicio en agosto de 2012 hasta hace justo ahora un año.