Pedro Muñoz Rodríguez, pedaladas de una vida

Por Mario del Amo

Fuente: Fagor

Con más de 42 victorias en solitario, fue considerado por el diario l’equipe, durante siete años, como uno de los mejores escaladores del mundo. En su haber, once años como profesional, un segundo puesto en la Vuelta España, octavo clasificado en el Tour de Francia y décimo en el Giro de Italia.

Pedro Muñoz Machín (6-11-1958), aunque nacido en Mieres, se crio entre Madrid y Valdesaz, permaneciendo hasta los 14 años en este pequeño pueblo, a 31 kilómetros de la capital alcarreña.

Sus sueños comenzaron desde corta edad, montando en bici “como un loco por todos los sitios”, aficionándose al ciclismo viendo por televisión las carreras de Luis Ocaña, Eddy Merckx y José Manuel Fuente.

A su sueño como deportista profesional se sumó el ser piloto de aviación y, gracias a un fortuito encuentro con Félix Cortés Fraile, su “descubridor”, Muñoz comenzaría a competir. “Venía de estudiar, vestido de paisano, con los libros en el pecho y me lo encontré a él y a otros dos ciclistas”, indica Pedro, “les di toda una exhibición de ciclismo y desde entonces Félix siempre me ayudó mucho”.

Fuente: Zor

Al mes de conocer a Félix realizó su primera carrera, en Torrejón de Ardoz, a los 15 años. Seis meses después se proclamaría campeón de España de categoría juvenil en la localidad catalana de Manresa.

Para ayudar económicamente a su familia, Muñoz comenzó a trabajar a los 14 años en una carpintería, compatibilizando el trabajo con estudios y entrenamientos con ex-ciclistas profesionales de Guadalajara, como José Luis Viejo, Alfonsel y Martínez Heredia. “Aunque me pagaban muy poco, había que ayudar a la familia”, comenta Pedro, que por aquel entonces no entrenaba mucho, “yo era un crío pero ellos hicieron que mi afición al ciclismo aumentara”.

“Más de una vez me lo planteé por mi familia, ya que también era buen estudiante, pero pensé que con los libros no iba a poder ayudar mucho a la familia y me dediqué al deporte porque desde muy joven comencé a destacar”

Debido a notorias cualidades deportivas, también practicó atletismo. “Era bueno tanto en distancias cortas como en distancias largas”, añade un Pedro Muñoz que tras coronarse como campeón de España, viajó a Cataluña en busca de un futuro como ciclista profesional.

Fuente: El Mundo

A la edad de 19 años y superando con facilidad las categorías amateur, Muñoz llamaba a la puerta de la élite deportiva. Sin llegar a la veintena, participó en una carrera preolímpica, en la Vuelta Cantabria, en la que participaban ciclistas profesionales de ámbito nacional. “Quedé décimo en la general tras una durísima subida en Peña Cabarga, ahí ya me quisieron fichar muchos equipos nacionales”, comenta Pedro.

Además de ganar carreras, Muñoz compaginaba los entrenamientos con el trabajo en una oficina de embutidos, Esteban Escuña, en la que tras permanecer tres meses imaginó volver a Guadalajara, debido al interés de varios equipos como el Casera Bahamontes, entre otros.

Su estancia en Cataluña se alargó debido un entrenamiento con el campeón de Cataluña y su equipo en Girona. “Les dejé alucinados y su director me vino a buscar a mi casa sin conocerme de nada, preguntando a la gente, ya que no sabían donde vivía. Este hombre fue el que hizo que me quedara en Cataluña a correr”, añade Muñoz.

Tras debutar como profesional a los 20 años, recibió un primer sueldo de 25.000 pesetas que, sumando primas y premios, ascendía a 50.000 pesetas.

“Al siguiente año ya ganaba más dinero, un dinero que me permitía hacer muchas cosas. Durante siete u ocho años de mi vida deportiva pasé a ser de los mejores pagados de España. Eso ayudó mucho a la familia”.

Llegando a realizar entre 500 y 700 kilómetros semanales, Pedro Muñoz y su equipo entrenaban prácticamente los siete días, dependiendo de la competición para la que se estaban preparando. “Había días que entrenábamos siete u ocho horas, pero como competíamos mucho tampoco había que entrenar tanto”, comenta Muñoz, “el lunes a lo mejor estirábamos las piernas, y pasábamos de una hora o dos a entrenamientos de calidad de cinco o seis horas”.

Definiéndose como un chico tímido, con un carácter duro, demasiado directo y un deportista fuerte, Pedro alcanzaba los 179 centímetros de altura y, en sus comienzo como profesional, pesaba 65 kilos. “Yo ganaba las carreras por resistencia y fuerza, era un tío muy duro en montaña, aunque andaba en casi todos los terrenos, pero destacaba sobre todo en carreras duras”, indica Muñoz.

“El ciclismo es un deporte muy puñetero porque tienes que tener el máximo de fuerza con el mínimo de peso posible. La relación peso-potencia tiene que ser muy equilibrada. Cuando pesas más puedes tener más fuerza, pero disminuye la relación peso-potencia. Tienes que estar muy delgado pero muy fuerte, y ese límite es muy peligroso porque cuando pierdes mucho peso pierdes fuerza y rendimiento”

Tras once temporadas como profesional, Muñoz corrió para cinco equipos, Zor, Teka, Fagor, ONCE y Artiach Royal. Reconoce, además, el interés del equipo Reynolds para incorporarle a sus filas. “Siempre me quiso fichar el equipo Reynolds, hubiera sido mucho mejor para mi carrera y hubiera sido más conocido a nivel nacional. Casi me conocían más en Italia que en España”, añade.

En el 1984 llegaría su momento deportivo más difícil, tras dar positivo en un control antidoping, lo que le mantuvo alejado seis meses de la competición. “Di positivo en la Vuelta España que le quitaron a Ángel Arroyo, que se tomaba un producto para respirar bien y que sin avisar daba positivo”, comenta Muñoz, “yo fui el único español junto con Barcala que defendió a Arrroyo públicamente”.

“Estuve seis meses sin competir pero cuando volví estaba en muy buena forma y demostré a todo el mundo que no necesitaba tomar nada para dar positivo. Me hicieron dar positivo, por aquel entonces había muchas mafias”

“Siempre defenderé que yo nunca tomé nada para dar positivo”, recalca Pedro, afirmando que tras haber firmado un pre-acuerdo con Zor, sus propios compañeros le llegaron a atacar en varias etapas. “El equipo estaba dividido y yo dije que me iba”, comenta Muñoz, “me marché a Teka y, en la primera carrera en la que competí y gané, di positivo”.

Fuente: Fagor

Éste fue el motivo de su viaje al extranjero, en concreto, con destino francés, al equipo Fagor. “Me marché al extranjero para no volver a dar positivo. En España posiblemente me hubieran arruinado la carrera deportiva, aunque hubiera ganado muchas más carreras que en el extranjero”, afirma Muñoz.

“Fue una época muy buena, de Fagor tengo buen recuerdo y se portaron muy bien conmigo, me sacaron de todo este bloque de corrupción que había en el deporte de élite”

A partir de ahí, Pedro Muñoz tomó medidas y decidió poner lacre, cera roja que evitaba que las cartas se pudieran abrir, en todos sus controles antidoping, llegando incluso a tomar acta ante notario de esos sellos de lacre. “Se podía hacer mucho fraude con la orina, pero desde que comencé a utilizar estos sellos, nunca más tuve ningún problema”, concluye Muñoz.

El ciclismo evolucionó técnicamente de los años 80 a los 90, comenzando a usar pedales automáticos, gracias a la entrada de Shimano en el mercado y el empleo de pulsómetros, se empezó a imponer la cubierta y, a su vez, el carbono y el titanio como material para las bicicletas. “Las bicicletas se limitaron a 7 kilos 800 gramos, porque no eran suficientemente rígidas y había problemas de vibraciones”, añade Muñoz.

Fuente: Willem Dingemanse

En una de las once temporadas de Pedro como profesional, debido a siete fallecimientos en carrera, el uso de casco se hizo obligatorio. “Los cascos de aquel entonces no tenían nada que ver con los de ahora, parecían cascos militares, pero los belgas y los holandeses siempre los llevaban”, afirma Muñoz.

“Cualidades, voluntad y sacrificio son los valores que tiene que tener un deportista para llegar a la élite, como todo en la vida”

Dos graves caídas mermaron su cuerpo en los dos mejores momentos de su carrera deportiva. En el 1986, una caída que una vez retirado le provocó un tumor óseo, le produjo una lesión en el isquiotivial, teniendo que abandonar el Tour de Francia al sexto día. Durante la Vuelta España cayó sentado en unos pedales en punta, “según el médico se me veían los intestinos”, afirma Muñoz, “yo me he caído muy poco, era muy prudente y no arriesgaba mucho”.

“El ciclismo me aportó el sentirme realizado, llevo mucho tiempo retirado pero a veces sueño que sigo corriendo, es la mejor etapa de tu vida, con diferencia”

Llegando a correr enfermo en varias ocasiones, con miles de kilómetros en sus piernas, un meritorio segundo puesto en la Vuelta España, octavo en el Tour de Francia, décimo clasificado en el Giro y ser considerado en plenitud deportiva por l’equipe como uno de los siete mejores escaladores del mundo, son varias de sus hazañas. Tras más de 42 victorias en solitario y once temporadas como profesional, Pedro Muñoz se retiró del ciclismo con 30 años.

“Quería retirarme joven porque desgasta mucho y no quería tener un desgaste físico tan grande. Es tal el desgaste que el deportista que deja el deporte con 40 años es un viejo”, concluye Muñoz.

Disfrutando de Contador y definiendo al pistolero como un corredor agresivo y valiente, Pedro continua montando en bicicleta pero afirma que el ciclismo actual le aburre. “Para mí Contador ha sido el corredor español más completo, le han hecho muchas injusticias por el positivo que le hicieron dar”, añade Muñoz, “el ciclismo de antaño era mucho más agresivo y más bonito que el actual, por aquel entonces se planteaba la carrera y había mucha más agresividad”.

Con mayor o menor suerte, tras poner punto y final a su etapa deportiva se dedicó a los negocios. En primer lugar, realizando un aval bancario a Castelli, quien falleció de un infarto mientras montaba en bicicleta, por lo que no obtuvo la devolución del dinero prestado. Tras ello, decidió montar su propio negocio de ropa deportiva, Leader, teniendo que cerrar la fábrica en 2015.

“Mientras me recuperaba de un tumor óseo provocado por la caída del Tour de Francia”, indica Muñoz, “busqué socios, pero uno de ellos me desmanteló la fábrica”.

“Hay que luchar, ser duro y nunca rendirse”

Actualmente es el gerente de Highforce, S.L, una empresa textil bien posicionada en Colombia que trabaja en España desde hace un año y, cada vez que puede, viaja a Guadalajara para disfrutar de la naturaleza de Valdesaz. “Es un paraíso”, indica Muñoz.

Pedro Muñoz Machín, pedaladas de una vida.

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