Por José María Alonso Gordo. (*).
Albendiego, Festival del Circo. Foto: Mario Gallego
La Sierra Norte de Guadalajara tiene atractivos suficientes para merecer una visita en cualquier época del año: por sus paisajes, por su arquitectura, por su costumbrismo o por sus fiestas tradicionales. Merece la pena perderse por ella, descubrirla o recordarla, para pasar muchas jornadas inolvidables. Sus fiestas de interés turístico, a nivel nacional, regional o provincial, son suficientemente conocidas y visitadas. Sus rutas recorren toda su geografía, el invierno también es una buena ocasión para disfrutarlas, siempre con cordura, y a ellas hemos dedicado también recientemente nuestra atención. Pero, al margen de tópicos más o menos manidos, hay muchas excusas y razones para volver a ella. Romperemos una lanza por otros momentos serranos de reciente instauración que también nos sorprenderán.
Días atrás, concretamente el 15 de octubre, se celebraba en Cantalojas el XV Día de la Sierra. En esta celebración, ya un clásico en el otoño serrano, se dan a conocer las múltiples riquezas que encierra esta Sierra Norte: costumbristas, folklóricas, literarias, artesanales, etc. Una de las actividades que más aportan al Día de la Sierra y a la cultura tradicional serrana es la exposición fotográfica que se presenta anualmente en esta jornada. Todas las llevadas a cabo hasta la fecha pueden visitarse en la página que edita la Asociación: https://serraniadeguadalajara.com/# en el apartado Publicaciones. En años pasados se centró la atención en aspectos de las tradiciones serranas, sobre todo perdidas o en riesgo, como arquitectura en peligro, vocabulario popular, botargas, pueblos abandonados, árboles singulares, etc.
En esta ocasión se ha querido lanzar una mirada a las nuevas iniciativas que están apareciendo en la sierra y que demuestran el empuje e interés que tienen sus habitantes en hacer promoción de sus localidades y demostrar que saben hacer mucho más. La exposición fotográfica “Nuevas iniciativas serranas” se ha centrado en aquellas actividades lúdicas, culturales, o deportivas que se vienen sucediendo a lo largo del año en estos pueblos de la Serranía de Guadalajara y que ya van adquiriendo visos de tradicionalidad. Bien es verdad que todas ellas se celebran entre los meses de abril y octubre, desde la Feria del Libro en Bustares hasta la Castañada de Zarzuela de Galve.
Las actividades deportivas son una de las variantes de estas convocatorias que mayor éxito y repercusión tienen en cada edición. La ya clásica y dura Media Maratón del Ocejón (siempre alcanza su límite de 200 inscripciones), y la más reciente del Alto Rey o las pruebas de atletismo de Pálmaces (Triatlón, Travesía y Trail del Picozo) tienen un gran poder de convocatoria y se posicionan ventajosamente en el calendario nacional de estas modalidades. Del mismo modo lo hacen las pruebas ciclistas que hacen pedalear trabajosamente a sus participantes para ascender desde Hiendelaencina al Alto Rey (cicloturismo del duro en los Cien del Alto Rey) o al Mojón Cimero (Encuentro Barankeros de BTT) desde Condemios.
Es sorprendente ver cómo un pueblo de apenas 50 habitantes como Albendiego es capaz de realizar un encuentro de circo desde el año 2013 y se la juega sobre un trapecio, un cable, una cama de pinchos o hace malabarismos con pelotas o pompas de jabón. Malabarismos, en todo caso, son los que tienen que hacer los pueblos y sus alcaldes para sobrevivir. Y sorprende también cómo otros, como Cantalojas que no llega a los 200 h, lleva ya 17 ediciones de su “Cantalojazz” y ha contado con la presencia de Pedro Iturralde, Grant Steward o Chano Domínguez, entre otros muchos con repercusión internacional. ¡Sorprendentes veladas estivales serranas!
Los “pueblos negros” tienen por sí un gran atractivo. Y lo multiplican no cesando en su empeño de convocar cada año en sus sedes a los pies de Ocejón su “Ranas Folk”, su “Arte en la Plaza” o su “Tomas Castañas”, ya entrado el otoño, en la pedanía valverdeña de Zarzuela, que apenas sobrevive en invierno, dada su escasa población estable. Pero el empeño más encomiable de sus organizadores es defender una tierra, locales, negocios que prefieren mantener denodadamente antes que dejarlos en el abandono. El “¡Toma castañas!” se convierte en una especie de grito guerrero de quien da el esquinazo a la adversidad.
Bustares tampoco llega a los cien habitantes, pero son varios los centenares de libros, y miles los aficionados a la literatura, que han pasado por su plaza para celebrar su “feria de abril”, la del libro. A buen seguro que es “la feria del libro más concurrida en el pueblo más pequeño” del planeta, un auténtico y meritorio récord.
Zarzuela de Jadraque según el INE tiene un censo poblacional de 56 habitantes. Su historia está ligada a la alfarería de modo que casi todos los vecinos practicaban la alfarería y se llegó a conocer al pueblo como Zarzuela de la Ollas. No queriendo perder su tradición, ya van 16 ediciones de su Curso de Alfarería, y su museo recoge más de 300 piezas elaboradas en la localidad. Del mismo modo, Hiendelaencina recuerda su vida pasada con su Jornadas Mineras y con su Centro de Interpretación “El País de la plata”. Afortunadamente, se va a dar un importante empujón a su Plan de Sostenibilidad Turística que esperamos haga más próspero y sostenible el futuro de toda la comarca.
¿No han oído hablar de la Noche de la Velas? Sí, Mojácar, Baeza, Pedraza tienen su noche fascinante a la luz de las velas. Pero en la Serranía de Guadalajara también tenemos una: Arbancón ilumina “A la luz de las velas” sus calles en las noches de verano, junto a un programa musical, en un crepúsculo estival que en el pasado año mantuvo encandilados a más de tres mil visitantes. Y el mismo Arbancón, para no quedarse a oscuras durante el invierno, también organiza otras actividades, teatrales o culinarias, como su Certamen de teatro aficionado o las “Jornadas gastronómicas de puchero y matanza”.
Finalmente, Atienza, joya monumental e histórica de la Serranía, Conjunto Histórico Artístico, no sólo puede presumir de su Caballada o de sus museos. Probablemente aglutina la mayor concentración de museos por habitante de la provincia o de la zona centro. La villa, por sí misma, merece una visita que a buen seguro nos sorprenderá. Y por si fuera poco, celebra periódicamente su feria medieval o sus Jornadas de las tradiciones, mirando con nostalgia el pasado y con preocupación, el futuro.
¿Y el invierno en la Sierra? Los pueblos se vacían, aún más, parecería que se produce una especie de letargo, y que sus habitantes hibernan bajo una capa de nieve o se adormecen al calor de las chimeneas que humean sobre sus negros tejados. Pero no, hay que buscarles con más atención, hacer incursiones invernales, sentarse con ellos en sus centros sociales, iglesias o tabernas, porque siguen activos y se reivindican: Jornadas de la matanza en Tamajón o Las Navas, Fiesta del Olivo en Puebla de Valles, Cuentacuentos en Majaelrayo, Certámenes de villancicos de Tamajón, Sigüenza o Cantalojas, Astroturismo, Programa Vive tu espacio en el Parque Natural…
Son muestras de lo que a lo largo de todo el año podemos disfrutar en esta tierra austera, y sin duda despoblada, pero no vacía ni resignada. Iniciativas que aportan su granito de arena para que prosperen otras iniciativas de pobladores aguerridos y empresarios emprendedores serranos. Unas y otras merecen nuestro apoyo en cualquier momento del año.
(*) José Mª Alonso Gordo es vicepresidente de la Asociación Serranía de Guadalajara y miembro de la misma desde su fundación hace 15 años. Ha coordinado diversas publicaciones de la Asociación (“Vocabulario Popular Serrano”, “Serranía de Guadalajara: Despoblados, expropiados, abandonados”). También ha sido coordinador de las diversas exposiciones fotográficas que ha presentado la Asociación en su Día de la Sierra. La última “Nuevas iniciativas serranas” fue presentada en Cantalojas en el último Día de la Sierra celebrado el 15 de octubre y se puede contemplar en la página web de la Asociación.
El hexágono de Guadalajara 