El año del campus

Visita de las autoridades a las instalaciones de las Cristinas, el pasado mes de febrero. // Foto: Jccm

Visita de las autoridades a las instalaciones de las Cristinas, el pasado mes de febrero. // Foto: Jccm

Por Concha Balenzategui

El año 2016 está casi rematado y veo que los meses han pasado casi en blanco sobre algunas cuestiones de trascendencia para nuestra provincia. Disculpen ustedes que active tan pronto el modo “balance”, pero Facebook nos ha enviado hace días los vídeos de resumen del año y no soy quien para contradecir a una red con cientos de millones de usuarios que ya dan por liquidado este bisiesto. Otro día hablaré del Hospital, ese lugar en el que tratamos de escudriñar obreros (pocos), grúas (menos) o camiones (sin movimiento), pero quiero hoy centrarme en el otro gran proyecto sobre el que el tiempo se empieza a estirar como un chicle, lo que -a algunos al menos- nos está empezando a escamar.

Hemos sabido que probablemente antes de acabar el año -en esos días que para Facebook no cuentan como hábiles en el año-, se puede producir una reunión entre representantes de las cuatro administraciones que auspician el proyecto: el Ministerio de Defensa, que vende el edificio de las Cristinas; la Universidad de Alcalá, que incrementará los estudios y servicios en las nuevas instalaciones; la Junta de Comunidades, que financia la ampliación; y el Ayuntamiento de Guadalajara, que contribuye con unas parcelas cedidas al Ministerio de Defensa. Casi un año ha pasado desde la escenificación de aquel acuerdo en las instalaciones de las Cristinas, sin que veamos un avance considerable. La Universidad de Alcalá de Henares, que ha entregado el proyecto de la ampliación, empieza también a impacientarse, a tenor de las declaraciones de su rector, Fernando Galván, pues la Junta de Comunidades no ha cumplido su compromiso de financiación, los dos millones de euros que debía poner sobre la mesa este año. En el resumen que Facebook haría por tanto, saldrían únicamente dos noticias: la del recorrido por las Cristinas, el 3 de febrero, y la del mes de noviembre, cuando la UAH entrega el proyecto a la Junta de Comunidades.

Tantos meses en blanco y sin tener clara la financiación en un proyecto sobre el que ya ha llovido sin un movimiento palpable no consiguen los “me gusta” que persigue, no solo la red, sino todo gobernante. Da toda la impresión de que, a pesar del compromiso y los anuncios, no hay dinero, y poco halagüeño se presenta un año nuevo con presupuestos prorrogados para la Administración regional. ¿Estamos ante una nueva versión de tantos proyectos autonómicos en los que había anuncio, firma, presentación de proyecto, maqueta y nuevo anuncio con fechas que se corregían una y otra vez, como en los tiempos de Barreda? Ya va siendo hora de empezar a ver que algo se mueve en torno a una institución que hace años decidió ampliar sus estudios en naves prefabricadas y multicolores ante unas obras que no terminaban de concretarse. Quisiera equivocarme y ver avances palpables en un campus sobre el que pasaron también cuatro años, los de Cospedal, sin una noticia hasta el arranque mismo de la campaña electoral.

El colegio Las Cristinas, emplazamiento del Campus de Guadalajara.

El colegio Las Cristinas, emplazamiento del futuro campus de Guadalajara. // Foto: guadaque.com

Las fotos en el muro del campus guadalajareño este año, por seguir con el símil de Facebook, vienen este año acompañadas de algunos comentarios que no podemos pasar por alto, y en los que probablemente estarán las claves de esta dilación. El primero se refiere a que la Junta de Comunidades cuestiona su parte del acuerdo desde los inicios, es decir, cree que el Ministerio de Defensa debía ceder las instalaciones, y no venderlas. En el fondo, el asunto no es ninguna boutade, puesto que -como alguna vez ya he escrito- son instalaciones públicas, pagadas con el dinero de todos y al ciudadano le importa poco qué administración sea la titular antes y después del acuerdo, pues los vecinos somos los verdaderos propietarios, o por lo menos los usufructuarios. En definitiva, que si Defensa no usa ese colegio y ya no lo necesita, y la Universidad sí, pues es obligada la colaboración entre las instituciones. Dicho esto, no parce de recibo llegar a un acuerdo, cantidades incluidas, y empezar a decir que se discrepa en que haya que pagarla, como ha hecho la Administración regional.

El otro comentario que podríamos añadir al post, una vez conocido a grandes rasgos el proyecto, es preguntarnos si este es el campus que Guadalajara necesita y el que se puede permitir. Siempre habíamos escuchado que el edificio de las Cristinas tenía dos importantes ventajas: que estaba en el centro, postura que defendió el alcalde de Guadalajara frente al anterior proyecto, lejano y desmesurado; y que ya existían las construcciones, además en zona urbana, lo que algunos entendimos que abarataría costos y ahorraría tiempos. Ahora resulta que el proyecto, además de remodelar los edificios existentes, incluye construir algunos nuevos, porque en el recinto se van a unificar todos los estudios de la Universidad. Es evidente que un aulario levantado en los años 60 con otros fines necesita una remodelación para su uso, por ejemplo buscando una mayor eficiencia energética que evite recibos abultados para caldear e iluminar las instalaciones. Pero no veo necesidad alguna en abandonar el edificio multidepartamental de la calle Cifuentes, más moderno y bien ubicado. Me tendrán que explicar muy despacio desde la dirección de una Universidad repartida en dos ciudades (que distan 25 kilómetros y pertenecen a dos comunidades autónomas distintas), con sus facultades y servicios repartidos por varios inmuebles históricos y un campus en el extrarradio alcalaíno, que es un problema que los dos edificios del campus guadalajareño disten 12 minutos a pie.

En todo caso, no es la distribución la que me preocupa, sino los cuatro años que tardará el proyecto una vez que arranque y el presupuesto que supondrá, cuando no se ha comprobado la voluntad de poner el dinero sobre la mesa. Siendo sensatos y tras las experiencias anteriores, quizás sería bueno plantear fases más inmediatas, y acompasar las obras a las posibilidades de financiación y a la necesidad de implantar más pronto o más tarde las titulaciones que, esas sí, ya se han anunciado: Ingeniería de la logística e Ingeniería Biomédica.

Me dirán también que en ese hipotético resumen de las redes sociales, hay unos cuantos iconos de “Me entristece” o “Me enfada”, y casi todos ellos marcados por algún político del PP. Ruedas de prensa y notas las ha habido para denunciar la inacción en este proyecto y el del Hospital. Para muchos guadalajareños, esos políticos pueden permanecer callados durante otros cuatro años, como cuando la pelota estaba en su tejado y todo eran justificaciones ante la paralización del proyecto. Pasando del silencio cómplice a la impaciencia tampoco se ganan likes.

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