El voto forastero

Por David Sierra

Le llamaban ‘Radi’. Un muchacho inquieto. Un bala pérdida. De esos que crecieron demasiado pronto cuando el tiempo del mundo rural pasa tan despacio que deja espacio suficiente a la rebeldía. Llegó al pueblo cuando apenas era un crío. Junto a sus padres. Atraídos por las conversaciones con otros familiares que habían dado el paso antes; de buscar un futuro más próspero que el que ofrecía su lugar de origen. La ribera del Badiel había encontrado una particular forma de hacer frente a la despoblación. Sin quererlo.

Las personas que llegan como ‘Radi’, lo hacen sin derechos. No es que no los tengan, pero conocerlos únicamente depende de la habilidad para informarse o de contar con esa ayuda inestimable que sólo algunos pueden brindarles. A sus 19 años, ‘Radi’ está entusiasmado. Porque podrá ejercer su derecho al voto por primera vez. Y participar en decidir los designios de su municipio. Como hacen el resto de los vecinos.inmigrantes_esparragos

Cerca de 23.000 extranjeros tendrán la oportunidad de acudir a las urnas el próximo 26 de mayo. De ellos, 4.674 son residentes en la provincia de Guadalajara, la segunda de la región con más personas foráneas con ese derecho, por delante de Ciudad Real, Albacete y Cuenca. Algo más de un tercio proceden de países de la Unión Europea (UE). El resto son ciudadanos que han llegado de Estados que tienen acuerdos con España para poder votar en la cita municipal, previa inscripción en el censo electoral.

El hecho de que Guadalajara tenga una población cada vez más diversa (hace 20 años la cifra apenas superaba las 2.000 personas y en la actualidad es superior a las 33.000) obliga a las formaciones políticas a tener en consideración las demandas de estos ‘nuevos vecinos’ y más teniendo en cuenta que muchos de los extranjeros que en su día desembarcaron en nuestro país, han adquirido la nacionalidad que les permite poder participar en cualquiera de los comicios electorales. Y no sólo por su número poblacional en aumento, sino también por la influencia que pueden tener, incluso sin contar con el derecho a voto, en otros colectivos que sí lo tienen.

Sin embargo, las propuestas de los diversos partidos políticos en materia de integración de las distintas comunidades que se alojan en la provincia son escasas y sin apenas consideración mediática. Y tanta parsimonia ha generado que discursos como el del candidato de VOX a la Alcaldía de Guadalajara sean cada vez más reincidentes. En este punto, el único grupo que ha expresado su voluntad de actuar en favor de esa integración ha sido AIKE, también en la capital, con iniciativas como la creación de un Mercado Social,  una bolsa de mediación al alquiler social y un plan para luchar contra la pobreza.

Y en el medio rural esas propuestas son si cabe mucho más importantes, en la medida en que cada vez son más las poblaciones que acogen a ‘forasteros’ como remedio a su despoblamiento hasta el punto, incluso, de ser mayoría, como sucede en Heras de Ayuso o Torre del Burgo. Oponerse a esa realidad significa, simplemente, remar contracorriente alejándose de esta nueva y enriquecedora configuración social fruto de la acción globalizadora.

‘Radi’ tiene su voto claro. Aunque no lo desvela, está informado. Conoce las distintas alternativas. Algunos le tientan con promesas. Otros le obvian. Y le condenan aún, porque procede de otras tierras. Quizá en un futuro no muy lejano sea ese candidato de intrascendente procedencia.

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