
Ignacio de la Iglesia, promotor de WADO en Guadalajara. Foto: Ignacio de la Iglesia.
Por Ignacio de la Iglesia Caballero*
Ayer sábado, en diferentes lugares del mundo, se celebró el Día Internacional del Orgullo LGTB, Lesbiana, Gay, Transexual y Bisexual, aunque hay que apuntar que a día de hoy se ha incorporado a las siglas del colectivo una más, quedando como LGTBI, por los Intersexuales. El 28 de junio es el día que se conmemoran los disturbios de Stonewall de Nueva York, de 1969, reivindicativos y de lucha contra la opresión homofóbica policial del momento. Para ello se celebran actos a lo largo del mundo, de manera pública, para reivindicar e instar a la tolerancia y a la igualdad de derechos del colectivo LGTBI o, por el contrario, celebrar la obtención de los mismos. En España, la mayoría de municipios tienen sus celebraciones este mismo 28 de junio, aunque otros municipios se desmarcan en fechas, como Madrid, siendo siempre el primer fin de semana de julio, al querer concentrar a gente del todo el país, considerándose la fiesta del Orgullo nacional.
Aunque muchas personas piensen lo contrario y consideren que no hay que reivindicar nada ya en la actualidad, a día de hoy sigue habiendo muchísima intolerancia o puntos de desigualdad hacia la comunidad LGTBI por una parte muy significativa de la población. Sobre todo, en otros países en los que la homosexualidad o cualquier otra corriente no heterosexual, son incluso motivo de pena de muerte.
Centrándonos un poco en nuestra Guadalajara, a pesar de lo que consideren algunos, la capital alcarreña no es una zona intolerante, ni LGTBI-fóbica, al menos no más que la media nacional. Es más, considero que es una ciudad bastante abierta, en la que las diferentes ideologías, estilos de vida, culturas, nacionalidades o incluso tribus urbanas pueden entremezclarse y convivir perfectamente. Por no hablar exclusivamente de la orientación sexual, sino de cualquier tipo de integración. Eso sí, es una de las capitales de provincia con menos visibilidad del colectivo en toda España e, indirectamente, la culpa de ello la tiene la proximidad y cercanía de Madrid.
Hace unos quince años, perdido y casi olvidado el movimiento cultural de los ochenta, años de “movida” en los que todo valía; en nuestra ciudad, a mediados y finales de los noventa, parecía que la ciudadanía no heterosexual estaba representada por menos de una decena de personas. Al menos era la impresión que nos daba a aquellos pocos que nos conocíamos entre sí. Es cierto que, aunque la población homosexual o bisexual fue “creciendo” en visibilidad año tras año, no lo hizo al ritmo que tuvo que haber sido con los diferentes cambios sociales y leyes de igualdad que se fueron desarrollando en nuestro país. El motivo de esa escasa visibilidad fue y ha sido siempre Madrid.

La Puerta de Alcalá preside el desfile del Orgullo en Madrid. Foto: Gaiaespana.com.
Madrid, capital de España, debido a su ambiente cosmopolita y a algunos barrios emblemáticos de la ciudad, como el archiconocido barrio de Chueca, es también la capital de la población LGTBI española, aunque no la turística, pese a quien le pese, por ambas partes. A diferencia del resto de capitales de provincia españolas, Guadalajara es la única que tiene a Madrid a tan sólo 60 kilómetros por carretera y está comunicada también por tren de Cercanías. Es la capital de provincia más próxima a Madrid capital. Esto lo que ha traído consigo es que la mayoría de la población homosexual, bisexual o transexual alcarreña siempre haya optado por pasar su tiempo de ocio en Madrid al poseer lugares, negocios, bares, pubs o barrios enteros en los que la tolerancia, la igualdad y la visibilidad LGTBI llega a su punto más álgido, incluso más allá.
En cambio, en otras provincias, la ausencia de un núcleo tan extenso en una ciudad vecina ha ido generando a lo largo de los años zonas o negocios de los que denominamos de “ambiente”. Por ello ciudades como Cádiz, Burgos, Pontevedra, Toledo, Salamanca… y así, una a una, casi todas los tienen su “ambiente”, por no contar los grandes núcleos como Barcelona, Valencia, Sevilla, Zaragoza… Así, lo que se ha propiciado en Guadalajara es que aquellas personas con solvencia económica e independencia siempre han realizado escapaditas a Madrid. Todo ello provoca que aquellas más jóvenes, en su etapa de “conocimiento” y autodeterminación en búsqueda de un referente en su día a día y, sobre todo, en busca de aquel sitio que le ayuda a evadir los problema durante su ocio, no hayan encontrado su lugar en Guadalajara. Esta situación conlleva que, cuando ellos o ellas sean los que tengan la oportunidad de marchar a la capital, hagan lo mismo que sus predecesores: migraciones por ocio o incluso para vivir.
Siempre he visto como muchas personas ni siquiera le han dado una oportunidad a la vida nocturna alcarreña, ya sea por miedo o, simplemente, pensando que la oferta no le iba a ser de su agrado al considerarse “fuera de ambiente”. He de reconocer que Madrid está muy bien para determinadas ocasiones, pero nunca he tenido ningún problema en Guadalajara. Claro que sé de personas que han tenido, desgraciadamente, alguno, aunque suelen ser casos puntuales, a excepción de la tenue tolerancia de algunas aulas por la falta de educación en la materia.
Hace seis años, en la víspera del Orgullo de Madrid o MADO (Madrid Orgullo), cenando con un grupo de conocidos. Se nos ocurrió la necesidad de aportar una mayor visibilidad en Guadalajara, simplemente para normalizar y demostrar a aquellos que están en “el armario” que no tengan miedo. Por ello, decidimos crear WADO. En un principio, lo íbamos a denominar GUADO, pero pensamos que sería un guiño para indicar que no sólo existe el MADO, sino también el WADO. Así nació esta agrupación, grupo o colectivo, no asociado a día de hoy. Aparte de alguna charla, coloquio o participación en alguna cadena local, su aparición en redes sociales fue todo un boom. Apareció en escena un lugar positivo, normalizado y sano para aquellas personas necesitadas del entendimiento de otras en su propia ciudad. Porque seamos claros, para un homosexual o bisexual, la amistad con sus conocidos heterosexuales es igual de importante que con la de uno que no lo es, pero el nivel de confidencia o entendimiento en problemas personales, sobre todo afectivos, es diferente con una persona de su misma orientación sexual.
Así, un año después, decidimos organizar la 1ª Fiesta del Orgullo de la Diversidad Sexual de Guadalajara y tuvo tanto éxito esta iniciativa que ayer celebramos su quinta edición, sin contar otros festivales eventuales que hemos realizado en estos años. La organización siempre ha variado en personal, menos un servidor, pero no en su localización, La Criolla, a excepción de las fiestas eventuales que, aunque no son en locales de ambiente, para todo el colectivo siempre han sido considerados como negocios gay-friendly. Es decir, un refugio en el que sabías y sabes que vas a encontrarte cómodo, en un ambiente mixto y sano.
Desde un principio, no quisimos denominar a nuestras celebraciones como Orgullo Gay u Orgullo LGTBI, sino Orgullo de la Diversidad Sexual, porque, desde mi punto de vista y del de aquellos pocos que tuvimos la iniciativa, luchamos así contra una discriminación que va junto al nombre, aunque sea una discriminación positiva. De esta manera, abogamos más aún desde Guadalajara por la integración y la visibilidad, pero una visibilidad de igualdad total entre orientaciones sexuales y géneros, porque si un homosexual, bisexual, transexual o intersexual debe estar orgulloso de sí mismo por serlo, también tiene que estarlo un heterosexual, porque si no, no habría igualdad al cien por cien.

Cientos de personas reivindican sus derechos estos días. Foto: Universia.
No sé si desde WADO hemos ayudado o colaborado por la visibilidad LGTBI en Guadalajara o no, pero puedo decir que en estos últimos cinco años el crecimiento ha sido exponencial, de escasas decenas de personas a centenares. Aún así, es increíble saber la cantidad de gente con miedo a ser identificado como un miembro del colectivo en Guadalajara. Por lo que desgraciadamente no vive dentro como él quisiera, en ámbitos de libertad de actuación o expresión. La culpa es tanto del que discrimina como de aquel que se esconde para no ser discriminado.
La autodeterminación y la normalización del día a día de uno mismo es la mayor educación para aquel que desconoce o tiene miedo a lo que no entiende. Así que, una muestra de cariño eventual como una cogida de la mano, un beso a su pareja o el no tener miedo de hablar con normalidad en un círculo heterosexual, es decir que la persona no actúe como algo que no es, es la mayor lucha por los derechos LGTBI que se puede hacer. Lo importante no es celebrar un Día del Orgullo, sino demostrar uno mismo que está Orgulloso de su género u orientación sexual y que es totalmente igual en todos los aspectos a un heterosexual en todos los ámbitos y todos los días de su vida. Lo pase mal o no, durante ese proceso de normalización, está facilitando a otros su camino
Desde WADO pedimos a todos los grupos políticos, estén en gobierno o no en Guadalajara, que tomen iniciativas por los derechos, la igualdad y la visibilidad de los que tenemos otra orientación sexual, independientemente del color de sus siglas. Algún grupo ha tomado iniciativas anteriormente o en la actualidad, pero en Guadalajara por parte de las instituciones poco se hace. Así desde este hueco en El Hexágono les llamamos a que lo hagan, ofreciéndoles todo nuestro apoyo y colaboración.
*Ignacio de la Iglesia Caballero (Guadalajara 1983) es titulado en Diseño de Moda por la Universidad Politécnica de Madrid y la Complutense, profesión que ejerce para El Corte Inglés en su central de Madrid. Ha sido una persona muy participativa en la red asociativa de Guadalajara en diferentes asociaciones, entre ellas la antigua A.C.A.N.A. y Neuromantes, completándose finalmente como activista por los derechos LGTBI con el colectivo WADO. A su vez es vocal del Consejo Local de UPyD Guadalajara, responsable del Gabinete de Prensa y Redes Sociales, o del área de Igualdad junto a otras.