Por Rubén Madrid
Cerrar la puerta, marcharse y, al cabo del rato, tener la sensación de que se ha dejado olvidado algo verdaderamente importante.
En este momento en que llega la hora de despedirme del blog y de los lectores escribo con la misma sensación de extrañeza que a veces nos asalta cuando nos vamos de un lugar donde hemos estado durante demasiado tiempo teniendo demasiadas cosas entre manos. Unas nuevas obligaciones laborales en la administración pública, incompatibles por motivos de tiempo y sobre todo de ética profesional, me van a impedir a partir de ahora acudir a la cita puntual que he tenido cada miércoles en este espacio. Este artículo es, por tanto, mi despedida del Hexágono, donde he escrito durante los últimos tres años, desde su puesta en marcha. Sigue leyendo